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Lowell Brueckner

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Seis "Ay"

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Recuerda, no vamos a escribir toda la porción de la Escritura en este artículo. Espero que tengas la Biblia abierta y me sigas, al intentar hacer una lección expositiva.

El rollo antiquo de Isaías, mas de 2.000 años de edad,  en el museo en Jerusalén
7. Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 5:17-30

Me parece que el Señor es mucho más moderado juzgando a Israel que a los poderes paganos del mundo. Por ejemplo, un poco más adelante, en Isaías 13:20-22, cuenta la destrucción de Babilonia, que se describe como un lugar totalmente inhabitable para siempre. Ni siquiera los pastores lo usarán para dejar descansar a su manada, y mucho menos para el pastoreo. Tampoco el árabe nómada se detiene allí para montar su tienda. Sería un lugar en el que las criaturas del desierto: los búhos, las avestruces, las hienas y los chacales harán sus cuevas y sus nidos, sin ser molestados por los seres humanos. En otro ejemplo, el Señor, por medio de Ezequiel, dijo de Tiro: “Barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa… nunca más serás hallada” (Ez.26:4, 21).

Sin embargo, con Israel, Dios, al juzgar, se acuerda de Su misericordia. En su caso el Señor será exaltado y los hombres humillados, de modo que los corderos serán apacentados y el nómada devorará el campo (v.17). Lo que una vez fue controlado por un hacendado rico ahora ha llegado a ser pasto para el apacentamiento libre. Es un contraste con la destrucción total de otros países. Hoy en día, doscientos cincuenta mil beduinos árabes montan sus tiendas y pastorean sus manadas en los campos abiertos de Israel.


Los últimos cuatro “ay”

“¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad…! ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez…!” (vs.8,11. Revisar el estudio expositivo número 6). Isaías abre un tercer ay para el sermón escrito en este capítulo. Él afirma que el engaño, sin importar lo hermoso que sea descrito ni a cuantas personas hechice con sus delicias, es definido en la Biblia como vanidad. La verdad es útil, repleta y perdurable; la mentira es vacía e inútil. El libro de Eclesiastés trata de una manera convincente con el tema. Salomón cuenta su propia vida como “vanidad y correr tras el viento… ¿qué provecho le quedará de haberse afanado por perseguir el viento? (Ec.2:11; 5:16).

Vivir en pecado es vivir una vida inútil, sin embargo los hombres intentan darla peso y sustancia, arrastrando tras ellos con coyundas de carreta (v.18) el pecado, la falsedad, la vanidad… Están enganchados a ello, gastando sus energías y llevándolo de un lugar a otro como si fuera una posesión valiosa. Los comentaristas ven esta descripción figurativa como un proceso progresivo, como es el engaño normalmente. Si fuera presentado desde un principio en su estado final, sería rechazado por todos. Empieza poco a poco, con una mentira piadosa, hasta que llega a convertirse en una atrocidad ridícula y absurda, que el hombre cree porque se ha ido acostumbrando gradualmente.

El término preferido de Isaías para Dios es, el Santo de Israel, que es profanado en el versículo 19 por hombres sin temor de Dios, que toman Su nombre en vano. Los hombres atrevidos hablan blasfemias, desafiando a Dios para que tome medidas contra ellos mismos. Como en el versículo anterior se trata el pecado, en general, como algo que crece y poco a poco es aceptado, así, con la blasfemia, los hombres degradan su concepto de Dios poco a poco, haciéndose irreverentes y frívolos. Esto es muy común en nuestros días. Mi padre contaba la historia de un hombre que frecuentaba el bar de mi abuelo. Cantaba la melodía de este himno “Me enseñó velar y orar” cambiando las palabras por “Me enseñó beber y fumar”. Poco después murió. Otro, que conducía su tractor de acá para allá frente a nuestra pequeña iglesia en el campo, haciendo todo el ruido y molestia posibles, pocas semanas después fue aplastado bajo la gigante rueda trasera tras volcar el tractor.

De la misma manera gradual y progresiva, prevalece un espíritu de perversión. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz (la verdad, el conocimiento, la piedad) tinieblas (ignorancia, error, falsa doctrina, crimen), y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (v.20, el cuarto “ay”). A menudo enfatizo que, muy comúnmente, aún los cristianos excusan el pecado y condenan a la persona que lo expone. Le llaman juicioso, criticón, no-perdonador… Sin embargo del que fracasa dicen: “No es necesario estar apuntándole con el dedo; necesita que se le anime y se le demuestre amor”. El pecado, que es lo que debe ser traído a la luz, es escondido en las tinieblas y tratado con guantes de terciopelo (con indulgencia).

Según la Biblia… y nos place decir que somos bíblicos… ¡esto es totalmente incorrecto! Pablo aconsejó a Timoteo: “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman” (1Ti.5:20). Hoy en día, los “cristianos” se creen más sabios que el apóstol. El trago amargo de la idolatría es tragado, mientras que la presencia dulce del Dios verdadero y viviente es escupida. La “raíz amarga” de Hebreos 12:15 no se refiere a una actitud mala o de resentimientos contra alguien (como he escuchado enseñar), sino a Deuteronomio 29:18 (como probablemente tienes de referencia en tu Biblia): “No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que hay en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo. La raíz amarga brota y lleva fruto, contaminando y engañando a muchos con la idolatría y la falsa doctrina.

El quinto “ay” (v.21) pertenece a los  “sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos”. Estos jamás confiesan sus errores y nunca dan lugar a la verdad, no importa qué tan claramente les sea presentada. Estos son los que “tienen la visión” y piensan con una terquedad inquebrantable que Dios les ha dado a ellos, no a otros, una revelación especial. Esta actitud siempre es errónea, porque el alumbramiento que Dios da, lo ha dado por Su palabra, de la cual todos pueden participar y aprovechar. Todos tenemos la misma responsabilidad de cumplir con las demandas de Su palabra y no entrar en una religión exclusiva que nos aparta del cuerpo de Cristo en general, excluyendo a otros. El comentarista Albert Barnes dice sobre este “ay”: “Este es el quinto crimen específico. Refiere a los que se inflan por una opinión falsa de su propio conocimiento, y por eso son auto-confiados y vanos. Esto está expresamente prohibido; Pr.3:7: ‘No seas sabio en tu propia opinión’; compara con Pr.26:12: ‘¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.’”


El sexto “ay” (vs.22-23). Este “ay” está reservado para los que reciben valor de influencias externas y no de un carácter de convicciones interiores. Son extraordinarios mientras están bajo una influencia embriagadora, la que sea, en la que ellos confían y funcionan bien, en compañía de gente semejante a ellos. Según su conveniencia justificarán a los que están en error, y quitarán a los que son llamados y traídos por Dios en Su justicia verdadera. No hay un sentido de convicciones piadosas según la verdad inmudable de Su Palabra. Para ellos, todo es relativo, según la situación, y cambia según las circunstancias.  

Los dos últimos objetivos para la ira de Dios

Sin embargo, “como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja”, cuando, a la fuerza, tienen que estar solos y enfrentarse con la llama consumidora de la verdad de la palabra de Dios, su reputación heroica es tornada en ceniza. A pesar de la lealtad que presumen tener a la Biblia, cuando están bajo una acusación específica, presentándoseles los capítulos y versículos de la Escritura, la verdad se revela y la hostilidad que han cultivado adentro de sí, es expuesta a la luz (v.24). Para el juicio de algunos, tendremos que esperar al Tribunal de Cristo, donde cada cual estará solo y tendrá que dar cuentas de sí mismo (Ro.14:10; 2 Co.5:10).  

La ira del Señor… ¡Qué atributo más ignorado hoy en día al hablar de la personalidad del Dios Todopoderoso! Sin embargo, en las Sagradas Escrituras, no hay nada más claramente enseñado y tomado como ejemplo. Dios está airado por ciertos fallos que son evidentes entre Su pueblo y, como también enseña claramente la Biblia, no hay acepción de personas (Ro.2:11; Gá.2:6; Col.3:25). Delante de Él, nadie es excusado con un ligero comentario: “Bien, pues, así es él”. A veces cae el juicio de Dios sobre personas favorecidas entre la gente, pero este juicio es mal interpretado. Para dar una idea de lo que estamos tratando: Por ejemplo, por falta de espiritualidad, o aún oponer un mover del Espíritu Santo, un cuerpo de cristianos puede estar perdiendo gente, pero lo interpreta como que Dios está limpiando la casa, quitando a los estorbos. Una persona puede estar escondiendo pecado, y por eso Dios manda castigo; puede enfermarse o ¡aun morir! (1 Co.11:30-31). ¿Cómo lo interpretan? “El pobre está siendo atacado por el enemigo.” No es así… muchas veces es un “ay”.

“Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida” (v.25). ¿Qué quiere decir? ¡Significa que la ira de Dios es infinita y no está satisfecha hasta alcanzar el infierno… o la cruz! Recibiremos todos de Su plenitud… la plenitud de Su ira o la justa sentencia de absolución… al venir a uno de estos dos lugares. Si recibimos la sentencia absolutoria será porque la sentencia y el peso entero de la ira de Dios ha caído sobre Alguien en la cruz, en lugar nuestro.

Dios tiene el cielo y la tierra a Su disposición. Ya, en este capítulo, hemos oído del Señor de los ejércitos (v.7). Él es comandante sobre toda la tierra y los poderes del mundo se inclinan bajo Su mando. “Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente” (v.26). El ejército es disciplinado y está bien armado, así que llevará a cabo Sus propósitos efectivamente. La voluntad del soberano Dios, el Señor de los ejércitos, nunca falla (vs.27-29).

El mar y la tierra le obedecerán. Si alguno quiere escapar al mar y buscar allí abrigo y protección “Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se llevará con seguridad, y nadie se la quitará. Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar”. Si alguno busca la paz y seguridad en la tierra “entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz” (v.30). No hay donde esconderse del justo juicio de Dios. Vamos a caer humildemente sobre esta Roca que los edificadores han rechazado.

Arrodíllate delante la cruz, entrega tus ídolos
Mira hacia las esferas celestiales
No te vuelvas a la copa espumante de esta vida
Confía solamente en Su Palabra,
Arrodíllate delante la cruz, Jesús te encontrará allí.



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