La falsedad y la agricultura
27.
Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 28
Vamos a estudiar juntos la
palabra inspirada de Isaías, confiando que el Espíritu Santo abra nuestro
entendimiento para poder ver la revelación de Dios mismo. Éste es el mayor
propósito al contemplar estos capítulos y versículos. En el último capítulo, personalmente,
me gocé al ver la invitación “doble” que Él hizo a Sus enemigos, para que
hicieran paz con Él. ¿Qué nos dice de Su carácter? Que Él es un Dios que ama
apasionadamente y estrecha la mano a los que se encuentran más alejados de Él.
También me encantó la
declaración que demostraba la atención que Él da a cada uno de los de Su pueblo
individualmente. Me dice que Él es el Dios del individuo y no solamente Uno que
piensa en desarrollar un proyecto masivo. Tenemos que reconocer y aceptar la
verdad sobre este Dios único, que es un Dios de guerra, que detiene a cada
enemigo con la espada de Su palabra. Solamente hay un Dios verdadero y
viviente, que es revelado en Su palabra, y nosotros tenemos que formar nuestro
concepto de Él solamente a través de ella. No solamente debemos aceptar esta
revelación, sino que debemos regocijarnos en ella, sabiendo que en Él no hay
nada que no sea justo y bondadoso.
La
valoración exacta de Dios sobre la condición humana
Ahora, vamos a fijar nuestra
atención en el reino norte de Israel y su ciudad capital, Samaria. Un “ay” ha sido pronunciado sobre ella,
que es una maldición. La caída del reino ocurrió durante el periodo del
ministerio de Isaías, por eso, esta profecía se estaba acercando a su
cumplimiento. Efraín fue la tribu dominante del norte, y debemos entender que
representa a las diez tribus que forman esta nación. “La corona de soberbia” en el versículo 1, es la ciudad capital de
Samaria. Debemos estar familiarizados con el hecho de que una ciudad es una
representación del orgullo de su pueblo.
La descripción de Efraín
como “ebrios” no se exagera, ni
puede ser una valoración en sobremanera severa, porque es el Señor mismo quien
lo juzga así. C. H. Spurgeon dijo: “No te ofendas si alguien te insulta. Si te
conociera, como el Señor te conoce, ¡su juicio sería mucho más severo! Es
doloroso, pero es la verdad”. D. L. Moody, paseando con un compañero, llegó a
un callejón donde un borracho estaba tirado en el suelo, y dijo: “Allí, si no
fuera por la gracia de Dios, estoy yo”. Si algún hombre espera salir de su
situación presente, tendrá que aceptar la valoración del Señor sobre su
condición.
Un poco de estudio sobre la
geografía y la historia bíblica nos ayudará a entender el lenguaje poético
sobre Samaria. Fue comprada y construida por el rey Omri (1 R.16:24), padre de
Acab, sobre una colina en medio de un valle fértil, el cual estaba rodeado por
montes. El panorama tenía la apariencia de una corona, por lo cual, no es de
sorprender que Omri fuera atraído por su hermosura natural. Isaías compara esa
hermosura a “la flor caduca”. El juicio estaba pronto para caer
sobre esa rica zona, habitada por productores de vino, gente dada a beber en
exceso.
La poderosa poesía continúa
intentando despertar al pueblo de un desastre inminente, llevado a cabo por el
ejército invasor, los asirios: “Un
turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas
que inundan…” Como el granizo destruye los cultivos, como el viento tumba
los árboles y edificios, y como una inundación devasta los campos, así el
profeta ungido describe la destrucción venidera (v.2). El objeto de su orgullo
será pisoteado y su hermosura, como la primera fruta del verano, será tomada y
tragada (vs.3-4), mostrando así una calamidad que será ejecutada con celo.
La
corrupción de líderes espirituales
“En aquel día”…Cuántas veces Isaías escribe del dia del Señor, un día anhelado, el día de esperanza.
¡No evites aceptar los
siguientes términos! ¡Que entren con todo su poder realista! Observa las mesas
llenas “de vómito y suciedad, hasta no
haber lugar limpio” (v.8). Si el elemento espiritual está corrompido,
entonces, nada es limpio o apropiado para vivir una vida decente en toda la
sociedad.
No solamente en el
tiempo de Isaías, sino en todo tiempo, tanto en el Nuevo como en el Antiguo
Testamento, el pueblo que pertenece al Señor debe estar esperando un día mejor.
El mundo presente no es nuestro hogar. ¡La corona de gloria será quitada de la
cabeza de los gobernantes humanos y será puesta sobre la del Rey de reyes! Su
diadema es de una hermosura sin igual (v.5). Señala un reino de justicia y
defensa impenetrable; el mismo Señor proveerá poder a Su pueblo para resistir
cada ataque “en la puerta” (v.6).
Esto ya lo vimos en el versículo 4 del capítulo 2: “Juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán
sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces…”
Los
líderes religiosos burlan de Isaías
Los teólogos nos dicen que
lo que sigue es una burla contra la profecía de Isaías de parte de los
sacerdotes y profetas de Judá. Ellos preguntan: “¿A quien pretende enseñar
Isaías? ¿Nos trata como a bebés, reprendiéndonos constantemente con cosas que
ya sabemos, como si fuéramos incapaces de entender?” (v.9). El versículo 10 son
palabras en hebreo simple, semejantes a las que se usan para enseñar a niños
pequeños en la escuela. La verdad es que, a los que aparentaban ser líderes
maduros, tristemente, les faltó entendimiento espiritual. De hecho Isaías les
trató según su actual estado deficiente.
El apóstol Pablo aconseja: “No seáis niños en el modo de pensar, sino
sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1 Co.14:20),
pero estaba sucediendo lo contrario… eran adultos sumergidos en la malicia,
pero como niños en cuanto a su manera de entender los caminos de Dios. Pablo,
probablemente, estaba pensando en el capítulo que estamos estudiando, porque a
continuación cita el versículo 11. Me atrevo a parafrasear la manera en que
Isaías contestó a los burladores: “Ya que vosotros, gente incrédula, no os
humilláis para aprender las palabras claras y sencillas de los profetas en
vuestro propio lenguaje, Dios responderá a vuestras preguntas de borrachos,
humillándoos por medio de un ejército extranjero, cuyas palabras serán
incomprensibles para vosotros.” La referencia de Pablo a este pasaje sólo es
para explicar que el don de lenguas es una señal
a los incrédulos, los que todavía no han creído el evangelio predicado en
su lenguaje.
Permíteme desviarme un
momento antes de que alguien pueda confundirse, ya que Pablo, en 1 Corintios
14:21 dice: “en la ley está escrito…” Lo que cita no está en la sección de las
Escrituras conocidas como “La Ley”, es decir, los libros de Moisés, sino del
Libro de los Profetas, que incluye el libro de Isaías (fíjate también en
Jn.10:34; Jn.15:25). Sencillamente, la expresión la ley a veces se refiere al Antiguo Testamento entero. Por eso,
cuando es así, debemos entender que habla de algo más que los libros de Moisés
o los Diez Mandamientos, ya que, en verdad, está incluyendo toda la enseñanza
del Antiguo Testamento.
Dios quería que prestaran
atención a su instrucción: “A los cuales
él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas
no quisieron oír” (v.12). La intención de Dios para Su pueblo, si solamente
respondieran a Sus caminos, es dar descanso. Jeremías lo expresó de esta
manera: “Paraos en los caminos, y mirad,
y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él,
hallaréis descanso para vuestra alma” (Jer.6:16). Desafortunadamente, recibió la misma respuesta terca que recibió
Isaías: “Mas dijeron: No andaremos”.
La esperanza falsa
Las consecuencias son las
siguientes: “…que vayan y caigan de
espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos” (v.13). Hemos leído las
palabras de los burladores, los gobernantes de Jerusalén, que ocupan los mismos
oficios que en el tiempo de Cristo (v.14). Ahora, tenemos una cita más que
considerar. Me acuerdo de un predicador que a menudo avisaba a sus oyentes
acerca de “una paz negociada con el diablo”… significando: “Satanás, déjame en
paz y prometo no molestarte”. Los líderes de Israel se jactaban de un pacto
negociado con la muerte, creyendo que el castigo por ello no les llegaría
nunca. Isaías declara que lo que en verdad están diciendo es que “hemos puesto nuestro refugio en la
mentira, y en la falsedad nos esconderemos” (v.15). Por supuesto, quien
anda en el engaño nunca puede reconocer su situación verdadera; si pudiera, no
estaría engañado. Todos los refugios y escondrijos, aparte de la Palabra
escrita de Dios, son falsedades.
Isaías está predicando a la
gente de su día, pero también a los del tiempo del evangelio. Cuando llega el
tiempo apropiado para hablar acerca de la verdad y un fundamento firme, todos
los profetas verdaderos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento,
tienen que volver a Cristo como la única solución. No pueden hablar de otro.
Por tanto, la profecía es mesiánica, describiendo un fundamento de cimiento
estable, una piedra probada, angular y preciosa. Preciosa se refiere al
costo y, en el caso de Jesús, quiere decir incalculable
y único (v.16). Pablo dijo: “Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo” (1 Co.3:11).
Tiene en la mano un cordel y
edifica un muro perfecto de justicia sobre un fundamento seguro. Un granizo de
verdad barrerá el refugio de mentiras y una inundación de luz arrollará el
escondrijo de falsedad (v.17). El apóstol Juan escribió: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron
contra ella” (Jn.1:5). Él anula el pacto con la muerte y el infierno, y
cuando el ejército les invada, para lo cual los gobernantes de Jerusalén
reclamaron inmunidad, serán pisoteados (v.18). “El turbión del azote” primeramente fue Asiria, después Babilonia, y
en el año 70 d.C., Roma.
Los asirios estaban lanzando
ataques continuos contra todo el territorio de Judá. Los judíos, en todo el
territorio de Judea, vivían asustados y, al llegar las noticias de los ataques
a Jerusalén, sus ciudadanos también fueron aterrorizados por la posibilidad de una
invasión contra su ciudad. (v.19). “La
cama será corta para poder estirarse, y la manta estrecha para poder
envolverse” (v.20). Éste era un proverbio local que se aplicaba
precisamente a la situación. Significaba que todas las provisiones, defensas y
alianzas que habían preparado, serían inadecuadas… demasiado cortos de largo y demasiado
estrechos de ancho. Dijo Pablo: “Si Dios
es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Ro.8:31), pero también es cierto
que “si Dios es contra nosotros, ¿quién podrá estar a nuestro favor?” Estas dos
reglas son verdades igualmente comprobadas.
Tratando con Su pueblo
Dios no hace acepción de
personas al tratar el asunto de Su justicia. “El alma que peca, esa morirá”.
Como los filisteos fueron derrotados por David en Perazim y como los
cananeos paganos cayeron delante de Josué en Gabaón, así sufrirán la derrota
Judá y Jerusalén. Esto pudiera parecer una obra extraña y algo contraria a Su
naturaleza, considerando las promesas para Su pueblo (v.21), pero reclamar Sus
promesas y protección no podrá evitar el juicio, cuando Él se levante en
defensa de Su santidad. Él es el Santo de Israel.
Isaías ruega con
misericordia a los burladores que, por su propio bienestar, cesen de burlarse,
para que la sentencia contra ellos no aumente y sea más severa de lo necesario.
Les asegura haber escuchado un decreto legal desde la sala de juicio del cielo,
el cual involucra a toda la tierra de Israel y no solamente el reino del norte
(v.22). Él es el portavoz del Señor y sabe que lo que ha oído, ciertamente
acontecerá (v.23).
Habiendo proclamado esa
verdad, Isaías razona con ellos a través de principios de la agricultura, para
demostrar la sabiduría y límites del trato de Dios con Su pueblo. Aquí empieza
una lección poderosa para el pueblo de Dios, y también una revelación de Su
misma persona. No es Su intención destruirles, sino solamente llevar a cabo Sus
propósitos en ellos. “El que ara para
sembrar, ¿arará día tras día? ¿Abrirá surcos en la tierra y desterronará sin
cesar?” (v.24 BTX). Les asegura, antes de ejecutar el juicio que, con Su
pueblo, el juicio tiene límites; les habla con amor. El arado entra y abre
profundamente la tierra, pero es una obra temporal para, después de cumplir Su
propósito, terminar de arar. Una vez quebrados los terrones e igualada la
tierra, deja de rastrillar.
Después, el granjero siembra
los diferentes granos y semillas con sabiduría. Nos da varios ejemplos y nos
explica su procedimiento. Hay eneldo y comino; trigo y cebada. Algunas semillas
son muy pequeñas y están esparcidas sobre la tierra. Otros, como el trigo y la
cebada, son granos plantados en surcos. La avena es sembrada al borde del
campo, cada variedad en el lugar más indicado para su desarrollo (v.25). Dios
ha instruido al granjero en toda la siembra.
No solamente enseña a
sembrar… Dios es un excelente sembrador, pero también un excelente cosechador…
¡Siempre termina cosechando lo que ha plantado! Ahora, nosotros aprenderemos lo
que el granjero judío ha aprendido sobre trillar. El método de trillar
aplastará y destruirá una semilla delicada, y un método ligero no sería
efectivo para un grano más grande. Por eso, el trillo y la rueda de la carreta
caen sobre el grano, mientras que la vara y el palo son utilizados para las
semillas pequeñas (v.27). Y, ¿qué nos enseña el Nuevo Testamento? “Fiel es Dios, quien no os dejará ser
probados más de lo que podéis… para que podáis soportar” (1 Co.10:13).
Aunque todo proceso es drástico, no es perpetuo; cuando cumple su propósito… se
acabó (v.28). Dios ha enseñado al granjero Sus principios para tener una
agricultura exitosa, y los mismos principios se aplican para el tratamiento de
Su pueblo. “Hace maravilloso su consejo
y grande su sabiduría” (v.29).
¿No es asombrosa y especial
esta revelación de Dios que estamos recibiendo al terminar el capítulo? Enseña
a Su pueblo que todo lo que pasa es para su beneficio; trata con ellos con
mucho cuidado para evitar que sean aplastados. Lo que intentamos aprender,
mientras estudiamos, son Su naturaleza y Sus caminos. Ahora, Espíritu Santo,
como no podemos aprenderlos con una mente natural, por favor, ayúdanos a verlos
y después haz que la palabra penetre profundamente en nuestro ser.
Creo que los últimos
versículos merecen una declaración de alabanza de parte de Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas, de la
sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e
inescrutables sus caminos!” (Ro.11:33). Ahora, el apóstol busca el apoyo de
Isaías 40:13, como si su propia alabanza no es suficiente y necesita
confirmación: “¿Quién enseñó al Espíritu
de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado?”
Dios no tiene consejero y no necesita avisos. Todo ha procedido de Él, toda
obra es por medio de Su Espíritu, y al final todo vuelve a Él en una cosecha
gloriosa: “Porque de él, y por él, y
para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Ro.11:36).
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