Entradas Recientes
Lowell Brueckner

Ingrese su dirección de correo electrónico:


Entregado por FeedBurner

Testimonio de Adrienne

Etiquetas:



Joshua, Adrienne, JJ, Reimer, Kiersten, Seth

A veces, no puedes escapar de una canción que queda trabada en el cerebro. Adrienne, la esposa de nuestro nieto, Joshua, escribió, aconsejando: “Si te pasa esto, por lo menos, no pidas que la canten en la reunión del domingo por la mañana. No te ayudará para nada a quitártela de la cabeza.”

“Por otro lado, si estás casada con la persona que dirige la alabanza, tienes ciertas ventajas, porque puedes pedirle que cante las canciones que quieras, sin límite, toda la vida”.

“Antes de despertar esta mañana, estuve cantando, en sueños, una canción y, al despertar, seguí cantándola. Pedí a mi marido que la cantara en la reunión, durante el tiempo de la alabanza. Estas palabras están impactándome continuamente…”

Fija tus ojos en Cristo, directamente en Su rostro maravilloso,
Y la luz del mundo, misteriosamente se atenuará,
En la brillantez de Su gloria y gracia.

“Con lágrimas de gozo en mis ojos escribo esto, mientras el mundo y sus quehaceres se atenúan para mí, y es la cosa más hermosa que te puede pasar. Fija tus ojos en Jesús, amigo mío”.

Hace muchos años que conozco a Adrienne, y después de leer lo que escribió y algunas otras cosas que también proceden de ella en estos días, pensé: “Algo muy hermoso está pasando en esta chica”. Después, Joshua, su marido, colgó este testimonio de su esposa y pude saber que no estaba equivocado…

Testimonio de Adrienne

Quiero ser obediente, compartiendo lo que Dios está haciendo en mí... algo que me "pesa" mucho. Empiezo con Isaías 6. Creo que es algo importantísimo y quisiera compartirlo con vosotros, para que podáis también recibir.

1.      En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 
2.      Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 
3.      Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 
4.      Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 
5.      Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 

He estado estudiando Isaías y, al llegar a ese capítulo, sentí que Dios me habló…entonces seguí al capítulo 7, pero Dios no había terminado de hablarme del capítulo 6. Durante un mes, me llevó allí otras 5 o 6 veces más. Dije: “Dios, ¿qué quieres decirme por este pasaje?” Bueno, lo que vi es que Isaías vio a Dios como Él en verdad es, y se disgustó totalmente consigo mismo. Entonces, estudié la última parte de Job…, el capítulo 42.

3.      ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. 
4.      Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. 
5.      De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. 
6.      Por tanto, me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza. 

Al leerlo, Dios me llevó otra vez a Isaías 6. Job dijo: "He dicho lo que no entendí. Cosas demasiado grandes para mí. He escuchado de Ti, pero ahora mis ojos te han visto, por eso me desprecio y arrepiento". Los dos, Isaías y Job ven a Dios como jamás antes. Él se revela, y los dos, inmediatamente, se desprecian a sí mismos completamente. Dios me pegaba con esta verdad, pero pensé: “Un momento… ¿no ha dicho Dios, en el capítulo 1, que era un hombre justo y perfecto?” Preguntó a Satanás si había tomado en cuenta que no había otro como él en la tierra.

Dios se mete en nuestras vidas y nos hace verle como Él en verdad es, haciéndonos conocerle. Pero entonces, empieza a revelarnos quienes somos nosotros, no por lo que hay en la superficie, con pecados obvios, sino que va a la profundidad, porque hay algo profundamente arraigado dentro de nosotros. Eva quería ser como Dios cuando Satanás la tentó de esa manera. Se levantó en ella un orgullo rebelde. Pero, no fue la única; todos queremos ser nuestros propios dioses. Me dijo Dios: “Adrienne, hay pecado profundo muy arraigado dentro de ti y ni te das cuenta. Yo quiero descubrirlo y romper su poder. Quiero causar que tú me busques, en verdad”.

… Y esto es lo que Él está haciendo. ¿Y cómo le busco? Por Su palabra. Él es tan fiel en mostrarme que yo le puedo conocer; que puedo enamorarme de Él… Y eso es lo que está pasando; también estoy enamorándome de Su palabra. Más y más le estoy viendo como Él es. Ya sé lo que es disgustarme conmigo misma. Me hallo arrepintiéndome continuamente. Antes pensaba que, si crecía espiritualmente, no tendría que estar arrepintiéndome. Pero, cuanto más le ves a Él, más te disgustas contigo mismo. Porque te ves en Su luz, tú te ves como eres en verdad… con todo el pecado, el orgullo, la envidia y la impaciencia.

(Mientras cuenta todo esto, ella está llorando, porque la verdad ha llegado a su vida como una realidad, más que como una doctrina).

Dios te mostrará cosas que no sabías que estaban en tu vida hasta que Él las descubre. Pero Dios dirá otra cosa de ti, si es que has confiado en la obra de Cristo: "Has considerado mi siervo Job.... mi sierva Adrienne. Una mujer perfecta y justa”. No porque yo soy así; bien sé que no lo soy. ¡Eso es lo increíble del evangelio! Cuando Cristo murió y se levantó de los muertos, venció mis pecados y los tuyos, tú y yo ponemos nuestra fe en esta obra y, por eso, Dios ya no me ve con mi orgullo y pecado. Él me ve en Cristo y, por eso, puede decir que soy "justa y perfecta". Sé que cuando me ve, Él ve a Cristo obrando en mí, aunque sea tan indigna.

Tú dices: "Esto es incómodo. Yo no quiero ver mi pecado, ni quiero aborrecerme. ¿Cómo es que esto me puede traer paz y gozo?” Puede ser que no se explica, pero sí es una realidad. ¡Es exactamente así! Tú jamás tendrás tanto gozo, como cuando Cristo obra en ti y es glorificado en ti. Cuando es glorificado, verás que no tiene que ver con algo tuyo, sino que todo tiene que ver con Él. Cuando tu corazón es sólo para Él, tendrás un gozo completo.

Tendrás una vida más abundante cuando conoces a Cristo. Hasta que Él te revela tu pecado, tú no puedes tener vida en abundancia. Quizás tú no conoces al Señor; quizás nunca te ha interesado tener una relación con Él. Quizás jamás has pensado en ello, y lo ves como algo más allá de cualquier posibilidad. Pero, te digo que sí puedes y, ¡será una relación con el Dios indescriptible del universo!

Si tú sí conoces al Señor y hay algo en ti que desea crecer, habrá un anhelo de estudiar Su palabra. Hasta ahora, la abres y la lees como una obligación. Lo sé, porque allí he estado yo, demasiados años de mi vida. Hice lo que los cristianos deben hacer, pero no había gozo en ello. Ahora puedo decir que es un anhelo abrir la Biblia. ¡Absolutamente, amo la Palabra de Dios! Jamás pensé que podría decirlo.

Bueno, esto no tiene sentido, normalmente, para el ser humano, porque necesitas al Espíritu Santo para poder entenderlo. Sin embargo, Él te dará entendimiento, sólo no te desesperes, sino sigue leyendo la palabra de Dios. Otro versículo que llegó a ser una realidad tremenda para mí, es un versículo que he oído y leído muchas veces. Hace menos de año atrás, un domingo, estuve enseñando a la clase de niños de 6-7 años. Bueno, sentí, mejor, que yo no estaba enseñando, sino aprendiendo, sabiendo que no era capaz de enseñarlo. Era Juan 1:1: “En el principio era el Verbo”. El Verbo era antes de que Adán y Eva pecaran. El Verbo era antes de que Jesús viniera a la tierra. Si piensas que Dios inició un Plan B, enviando a Jesús al mundo, porque Adán y Eva habían arruinado el Plan A, no fue así. ¡No, no, no! Su plan existía antes que nada. Entonces, miré al versículo 14: “Aquel Verbo fue hecho carne… y vimos Su gloria”.

Si crees que tú puedes crecer como cristiano sin la palabra…, es decir, el Verbo, te equivocas mucho. Cristo es el Verbo y si tú no estás fijamente en el Verbo, que es la Biblia, no puedes crecer. Él se hizo carne, para que vieras Su gloria. El secreto es que la fe para que veas, viene por la Palabra. Quizás tú no lees la palabra o quizás es una de las cosas de tu lista que tienes que cumplir como cristiano. Yo te quiero animar a entrar en este Libro como es, en verdad, más que un libro. Dios lo ha dado para que crezcas por medio de él. No puedes crecer y no puedes cambiar sin la palabra.

Pedí a Dios que me humillara, y también lo está haciendo. Me ha hecho quedarme avergonzada públicamente por mis reacciones ante ciertas situaciones. Bueno, así es, cuando uno camina con el Señor; Él contestó mi oración sobre la humildad, y lo hace, porque, al orar así, estoy orando según Su voluntad. Así obra en nosotros y… estoy tan agradecida por esta obra…

Deseo que muchos de vosotros empecéis a andar con el Señor y así poder ver Su mano realmente en vuestras vidas. No abras la Biblia porque es lo que debes hacer. Ábrela y pide que Dios te dé entendimiento. Hazle saber que tú no puedes entenderlo y que necesitas que Él te enseñe. Él responderá a tu oración.

Yo no sé si alguien necesita esta palabra. Me es incómodo hablar como lo he hecho, pero lo hago por obediencia. Dijo John Piper: "No dejes que el temor del infierno te lleve al arrepentimiento. Vete más allá de ese temor, hasta que llegues al Agua de Vida y bebas profundamente de Su gloria, Su amor y Su sabiduría; también de la justicia de Dios, la gracia de Dios y la hermosura de Dios, saborea hasta que sabes que el Señor es bueno".


0 comentarios:

Publicar un comentario