Introducción a Buscando al Rey del Reino
INTRODUCCIÓN:
EL ÁNGEL DEL SEÑOR
El tema de la personalidad del Rey es, por supuesto,
inmenso. Imagino que después de diez mil años en el cielo todavía estaremos muy
involucrados con este tema. Creo que el versículo que encabeza todo lo que
vamos a desarrollar sobre la persona de Jesús, bastará para nuestro presente
estudio. Este versículo ha inspirado canciones, muchos mensajes y pensamientos
personales, que han traído fe y consuelo a muchos. Quisiera que lo que aquí
presento sea un principio para que, quien lo desee, continúe el estudio y
descubra más misterios acerca de Él, escondidos en las páginas del Antiguo y
Nuevo Testamento.
LOS TIEMPOS CAMBIAN...
Hace varios meses hice un viaje de España a Rumanía en
avión. Con motivo de preparar un mensaje para compartir en una boda que iba a
celebrarse al día siguiente, tuve el portátil abierto en el asiento de al lado
con un programa de la Biblia. Mis pensamientos retrocedieron muchos años atrás,
cuando éramos misioneros en un área muy primitiva de Méjico. Iba de un pueblo a otro a caballo y, como tenía
muchos lugares que atender, preparaba mensajes con la Biblia abierta sobre la
amplia cabeza de la silla de montar mejicana. Sí, las cosas cambian, el mundo
está perturbado y los valores morales se han dado la vuelta. En realidad no
sabemos qué nos depara el futuro, pero el mensaje acerca de la persona de Jesús
no debe cambiarse, porque Él es el único que permanece estable a través de los
siglos. Solamente Él nos da una base firme en la cual siempre poder confiar.
El “ayer” para el escritor de Hebreos fue el Antiguo
Testamento. El tiempo que él estaba viviendo, es decir, el “hoy”, era el tiempo
del Nuevo Testamento, y el “por los siglos” era todo el futuro, inclusive el
siglo XXI,
y también la eternidad. Me gusta cómo una de las traducciones que tengo inserta
la palabra “sí” antes de “por los siglos”, ya que necesitamos especialmente una
palabra de seguridad para un futuro que, si no fuera por Él, sería muy
incierto. En estos estudios vamos a ver que el Verbo de Dios ya existía y
actuaba durante todo el periodo del Antiguo Testamento. Después vamos a verle
con claridad haciendo las mismas obras en los Evangelios y en el libro de los
Hechos. Además, la teología de los apóstoles le describía con exactitud. ¡Ahora
sí!, podemos esperar lo mismo de Él hoy y para nuestra eternidad, porque
actuará según Su naturaleza, que no puede cambiarse.
El apóstol Juan eligió la expresión “verbo” para
definirle en su Evangelio diciendo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo
era con Dios, y el Verbo era Dios” (Jn. 1:1). Afirma que “todas las cosas por
él fueron hechas” y que Él “alumbra a todo hombre”. Da a entender que Él ha
estado activo desde la fundación del mundo. En Apocalipsis otra vez proclama: “Su
nombre es 'El verbo de Dios'”. Su obra en todas las edades es expresar por
medio de Su vida, Sus hechos y Su boca, la palabra de Dios. Él es el Mensajero
y, en el Antiguo Testamento, le llama el Ángel de Dios. El nombre ángel quiere
decir mensajero y, aunque la mayoría de las veces se aplica a los seres
celestiales, también a veces puede referirse a un hombre. Sin embargo, cuando
muy específicamente en el Antiguo Testamento dice el Ángel del Señor, se
trata de la segunda Persona de la trinidad que, al venir al mundo, fue llamado
el Señor Jesucristo. De igual manera, aunque puede haber muchos hijos e hijas
que nacen de Dios, de manera muy específica solamente hay uno que es el Hijo
unigénito de Dios. Corderos hay sin número, pero sólo uno es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo. Así es que, el Ángel del Señor,
que es divino, se distingue de todas las huestes celestiales.
Dios permite que las personas entren en dificultades con
el fin de hallarle a Él como el único remedio para su situación; para poder
conocer personalmente Sus atributos. Mi padre contaba cómo el Señor le guiaba a
su casa cuando se encontraba en medio de una ventisca sin poder ver. En otra
ocasión, cuando faltaba leña para calentar la casa, recibió fuerzas
sobrenaturales que le permitieron, con la nieve hasta por encima de las
rodillas, poder cargar y transportar troncos de tres metros de largo durante
bastante distancia. Por estas experiencias podía saber que el Señor era su guía
y su fuerza.
Las personas que encuentran a Jesús de esta manera son
permanentemente cambiadas. El apóstol Pablo nos enseña: Nosotros todos, mirando
a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados
de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co.
3:18). Con este propósito y por medio de siete pequeños estudios queremos
fijarnos en Él, viéndole primeramente en el Antiguo Testamento y después en el
Nuevo, para poder decir: “Sí, Él siempre permanecerá fiel a Su naturaleza y, si
nosotros nos hallamos en las mismas condiciones que la gente de la Biblia,
podremos estar seguros de que Él nos responderá de la misma manera que a
ellos”.
CRISTO Y SU PALABRA, UNA MISMA COSA
Tenemos que tener mucha precaución para no alterar la palabra.
Siempre es sabio examinar el contexto de cualquier versículo que queremos
enfatizar. Debemos estar seguros de que estamos viendo la razón original por la
que el Espíritu Santo nos lo dio, y darle así su verdadero significado,
sabiendo que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2P.
1:20-21). No nos conviene, y además es peligroso, ajustar un versículo a
nuestra interpretación personal. Recuerda que el diablo utiliza las Escrituras
para su propio beneficio. Junto al versículo que da título a estos estudios,
tenemos lo siguiente: “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas...”
(He. 13:9a). Tenemos que entender que la persona de Jesús sigue constante a
través de los siglos y no podemos meterle en doctrinas que no estén de acuerdo
con Su carácter.
Vamos a empezar con un estudio para aprender cómo la
Biblia nos advierte acerca de gente que puede cometer grandes equivocaciones en
cuanto a quién es Cristo en verdad, e incluso practicar la idolatría, adorando
a un cristo falso. Antes de declarar las virtudes del Cristo verdadero, vamos a
ver bíblicamente cómo evitar algunos peligros y cómo poder detectar a los
impostores.
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