La última noche para Belsasar
El
libro del profeta Daniel
“… ¡quienes
cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego!”
Hebreos. 11:33-34
La última noche
para Belsasar
Capítulo 5:1-31
1. El rey Belsasar dio un gran banquete a mil
de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino.
2. Mientras saboreaba el vino, Belsasar
ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su
padre había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en
ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.
3. Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del
templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén,
y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos.
4. Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y
piedra.
5.
De pronto aparecieron los dedos de
una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado
de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía.
6. y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra.
7. El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los
caldeos y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera
que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de
púrpura, llevará un collar de oro
al cuello y tendrá autoridad como tercero
en el reino.
8. Entonces entraron todos los sabios
del rey, pero no pudieron leer la inscripción
ni dar a conocer al rey su interpretación.
9. Y
el rey Belsasar se turbó en gran manera, su
rostro palideció aún más; también sus nobles quedaron perplejos.
10. La reina, al enterarse de las
palabras del rey y de sus nobles, entró
en la sala del banquete y tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre!
No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante.
11. Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos; y en los días de tu
padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los
dioses. Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey, lo nombró jefe de
los magos, encantadores, caldeos y adivinos,
12. debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e
inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de
problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar.
Llámese, pues ahora, a Daniel, y él declarará
la interpretación.
De
todos los relatos de la historia que tenemos a nuestra disposición, ningunos
son tan auténticos como los de los historiadores de Dios. Así debe ser porque, para
este propósito, Dios les ha levantado en los lugares más estratégicos. Hay un
buen número de personas que han escrito acerca de la historia babilónica y sus
reyes. Sin embargo, todos ellos escribieron desde una distancia, de tiempo y
lugar, mientras que Daniel observaba y era testigo presencial de todo desde el
mismo palacio de los emperadores en la ciudad de Babilonia. Nadie veía lo que
ocurría con más claridad y detalle que él. Aun así, el mundo, en su rebelión
contra todo lo que tiene que ver con Dios, se inclina a dar más crédito a los
escritores seculares, y critican a Daniel.
No hay
una vida más históricamente comprobada que la de Jesucristo, escrita en cuatro Evangelios
por testigos presenciales o personas muy cercanamente asociadas a ellos. Concluimos
que la Biblia es la autoridad histórica más fiel que se encuentra.
Constantemente, con el paso del tiempo, se descubren más evidencias que
comprueban su autenticidad. Nosotros, los creyentes, la reconocemos como
inerrante y solamente es criticada por hombres incrédulos y rebeldes. Este hecho, en sí mismo, comprueba la
evaluación bíblica de que “todo el mundo
yace bajo el poder del maligno” (1 Jn.5:19).
En este
capítulo, Daniel escribió sobre la última noche de reinado babilónico y narró
la historia de lo que ocurrió en sus horas finales desde adentro. Habían pasado
alrededor de veinte años desde la muerte de Nabucodonosor y, un descendiente
suyo, Belsasar, un hombre especialmente maligno, ascendió al trono (fíjate en
Jer.27:6-7). Cuando se aproximaba el ejército enemigo de los medas y los
persas, que finalmente asediaron Babilonia, Belsasar se encerró dentro la
ciudad. ¿Qué hizo? Confiando en las fortificaciones de la ciudad y las abundantes
provisiones almacenadas, proclamó una fiesta, a la que asistieron unos mil
nobles. Probablemente estaba celebrando una fiesta religiosa, pero también es
probable que quisiera animar a los líderes babilónicos que se estaban dando
cuenta de que el enemigo estaba muy cerca.
Aparentemente,
habían bebido demasiado. En el primer capítulo, mencioné que Daniel vio como
importante el hecho de que Nabucodonosor tomara tesoros del templo de Jerusalén
y los colocara en la casa de su dios. Yo creo que Daniel lo vio como algo más
que un intento de aumentar la fortuna personal del rey o su nación, sino como
un acto de adoración idólatra.
Para desafiar
al enemigo y el beneficio de sus príncipes, Belsasar hizo la celebración, pero
tomó otro paso más allá al desafiar al Dios vivo de Israel. Alentado por el
vino, Belsasar hizo algo que sus predecesores jamás osaron hacer, y que él
mismo no hubiera hecho de haber estado en su buen juicio. Nadie se había
atrevido a utilizar los vasos sagrados, dedicados a la divinidad. Obviamente,
espíritus malos le dirigieron a escoger “los
vasos de oro que habían sido sacados del
templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén”. Después, dirigió a la
asamblea en la alabanza de “los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y
piedra”, y así ofendió al Señor de señores en gran
manera.
Al cometer este acto, como pasó con
Nabucodonosor, se colmó la copa de la ira del Dios Omnipotente hacia Belsasar y
toda Babilonia. Manos babilónicas habían robado los tesoros del Señor y, ahora,
sus manos los estaban profanando. Inmediatamente, el Dios airado de Israel, se
levantó al desafío. Sus dedos, como los de una mano humana, aparecieron y
escribieron sobre la pared del palacio, siendo alumbrados por el candelabro. ¿Habría
sido traído el candelabro del templo junto con las copas? En cualquier caso,
Dios quiso que los dedos fueran claramente visibles al rey.
Como el rostro de Nabucodonosor fue mudado
ante el horno ardiente, ahora, en un instante, el jubiloso humor de Belsasar se convirtió
en terror. Sus piernas se debilitaron y sus rodillas, literalmente, chocaron
una contra la otra. La maldición de la historia se repite cuando sus lecciones no
son aprendidas y, Belsasar, como hizo su abuelo por dos veces, pidió a gritos
que trajeran a los sabios religiosos, y les prometió ricos galardones si le daban
la interpretación correcta.
Todos ellos entraron en palacio, observaron
lo escrito y no pudieron satisfacer al rey. Pienso también, como en el caso del
sueño de Nabucodonosor, que no solo les faltó la capacidad, sino también la
disposición. Lo que tenían que interpretar era un mensaje de muerte… los hombres no pueden ver
lo que no quieren ver. Belsasar estuvo de fiesta ante un inminente desastre y los
hombres más sabios de su reino no pudieron informarle de ello. La mayor parte
de la ignorancia es voluntaria; la gente prefiere dormir con engañosos sueños.
Éste es un principio espiritual y es muy cierto hasta el día de hoy.
La ira de Nabucodonosor se intensificó ante los tres hebreos, quienes le
desobedecieron, y ahora el temor de
Belsasar se había intensificado. Los nobles estaban alarmados y confundidos. Entonces,
entró la “reina madre”, posiblemente una esposa o hija de Nabucodonosor, quien le
vio sufrir los dolores de su
locura por siete años, y después recobrar todo su sentido. Ella conocía a
Daniel y sabía que él podía descifrar el enigma escrito en la pared.
Sin
embargo, este rey no había recibido la luz espiritual del rey anterior, sobre
el incomparable Dios de Daniel. Los parientes y familiares no pueden participar
en las cosas espirituales, a menos que les sea dada la luz por el Espíritu
Santo. En su percepción idólatra, ella habló de Daniel como “en quien está el espíritu de los dioses
santos… se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los
dioses”. El hecho de que se refiera a Nabucodonosor como el padre de Belsasar, no es algo raro. Diferente al español, en términos
orientales, padre muchas veces
significa antepasado, especialmente
en cuanto a un antepasado altamente honrado. Lo vemos en las genealogías
bíblicas.
13.
Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel:
¿Eres tú aquel Daniel de los deportados de Judá, que el rey mi padre trajo de
Judá?
15. Ahora mismo los sabios y
encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y
me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la
interpretación del escrito.
16. Mas yo he oído decir de ti que
puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes
leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de
púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como
tercero en el reino.
17. Entonces Daniel respondió, y dijo delante
del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas
a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su
interpretación.
18. Oh rey, el Dios Altísimo concedió a
tu padre Nabucodonosor soberanía, grandeza, gloria y majestad.
19. Y a causa de la grandeza que El le
concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de
él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien
quería, y a quien quería humillaba.
20. Pero cuando su corazón se enalteció
y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono
real y su gloria le fue quitada.
21. Y fue echado de entre los hombres,
su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo
su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el
rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino
de los hombres y que pone sobre él a quien le place.
22. Mas tú, su hijo Belsasar, no has
humillado tu corazón aunque sabías todo esto,
23. sino que te has ensalzado contra el
Señor del cielo; y han traído delante de ti los vasos de su templo, y tú y tus
nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y
habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra,
que ni ven, ni oyen, ni entienden; pero al Dios que tiene en su mano tu propio
aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado.
Aunque
la reina mencionara el nombre babilónico de Daniel, también mencionó dos veces
su nombre hebreo. Aunque no estaba consciente de ello, fue muy apropiado
hacerlo, porque Daniel, “Dios es Juez”, era
la persona que iba a proclamar el juicio de Dios ante la asamblea y toda la
ciudad.
Belsasar
no reconoció la posición dada a Daniel por su abuelo, sino que, sencillamente,
le vio como un cautivo por él y deportado a Babilonia. “He oído de ti que el espíritu de los dioses está en ti, y que luz,
inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti”. Muy bien,
Belsasar, él y sus extraordinarios dones no han sido reconocidos por ti, y ha
sido ignorado y guardado fuera de tu palacio y gobierno. Bien, no esperamos
mucho de un rey pagano, pero estoy profundamente desilusionado por la falta de
discernimiento e insensibilidad de algunos cristianos que muchas veces pierden
lo mejor que Dios ha preparado para ellos. Pasan por alto a los que Él ha
puesto al alcance de su iglesia. Normalmente, esto se debe al orgullo y a la auto-suficiencia…
“Porque dices: ‘Soy rico, me he
enriquecido y de nada tengo necesidad’;
y no sabes que eres un miserable y digno de lástima,
y pobre, ciego y desnudo” (Ap.3:17).
Juan
vio lo mismo en su día. Imagina al apóstol rechazado por una iglesia… “Diótrefes… no acepta lo que
decimos, él mismo no recibe a los hermanos, se lo prohíbe a los que
quieren hacerlo y los expulsa de la iglesia” (3 Jn.9-10). Recuerdo, al haber leído el relato de Corrie
Ten Boom, de sus primeros años en América, que después de haber sido
milagrosamente librada de un campo de concentración nazi, no recibió ninguna
invitación para dar su testimonio. Si recuerdo bien, tuvo que estar albergada
por la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes. Acabo de terminar de leer la biografía de
un hombre búlgaro que ahora tiene más de 80 años. Le conocí hace un par de
años. Pasó tiempo en una prisión comunista. Tiene ricas experiencias que contar
de las cosas que aprendió durante su tiempo de sufrimiento. Me pregunto, ¿cuantos
creyentes más jóvenes y de menos experiencia aprenden de su vida y enseñanza?
Apenas, hoy por la tarde, estuvimos escuchando a un maravilloso expositor de la
Biblia, un pastor jubilado, que hubiera sido muy útil para un grupo de jóvenes
cristianos, establecidos en el mismo territorio, pero demasiado ocupados
haciendo funcionar su propio programa.
En
lugar de llamar primero a Daniel, Belsasar fue al mismo pozo vacío del cual
Nabucodonosor había intentado sacar agua por dos veces. Con este último
intento, los “sabios” de Babilonia ya habían fracasado tres veces ante una fortísima
crisis. No había quien interpretara el escrito, daba igual su poder espiritual,
porque la respuesta estaba en el Dios de Judá. Él fue quien dio el mensaje y
solamente Él podía dar la interpretación. Finalmente, los ojos del rey y los
príncipes de Babilonia se fijaron en Él.
Se
acabó la fiesta. Había comenzado el juicio de Dios y el culpable iba a recibir
la justa sentencia por sus pecados. Belsasar prometió lo mejor que podía ofrecer
a Daniel, pero a él eso no le interesaba. “Sean
para ti tus regalos y da tus recompensas a otro”. Él sabía lo que iba a
ocurrir esa misma noche, en una cuestión de horas.
Ya es
tiempo de preguntarnos ¿Estamos en verdad despiertos al destino de este mundo
presente? Posiblemente, tenemos la información bíblica sobre su destrucción,
pero, ¿estamos viviendo la realidad cotidianamente? ¿Estamos confiando en la
provisión del mundo para nuestro futuro?
Sin aceptar
galardones, Daniel leyó e interpretó. Dios es un Juez perfectamente justo y no promulgará
la sentencia sin que antes se presenten los cargos al acusado. Todas las dudas
sobre la justicia de la pena serán borradas. Cuando el caso de David llegó al
juicio, él dijo: “Contra ti, contra ti
sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas” (Sal.51:4).
Finalmente,
toda la raza humana estará delante de Dios, sentada en el juicio del Gran Trono
Blanco; los libros serán abiertos, se presentarán los cargos y la pena de
condenación será promulgada (Ap.20:11-15). Cada uno será juzgado y por la
ignorancia no habrá excusa. “Porque
desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y
divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo
creado, de manera que no tienen excusa” (Ro.1:20). Él es quien ha dado
aliento a la humanidad y todos están obligados a honrar a su Creador.
Públicamente
y ante todos los príncipes, Daniel denuncia audazmente los crímenes de Belsasar
contra Dios. Vuelve atrás, al tiempo de Nabucodonosor y a la grandeza que el
Señor le había dado, “cuando su corazón
se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia”, y Daniel
relata las consecuencias. La arrogancia es un engaño insensato que endurece el
corazón del hombre.
“Mas tú, su hijo Belsasar, no has humillado
tu corazón, aunque sabías todo esto”. Al tener esta historia, Belsasar había
estado mejor informado que Nabucodonosor acerca de Dios, sin embargo, hemos
visto su irreverencia al traer los vasos del templo de Dios en Jerusalén a esta
fiesta pagana.
24. por lo cual El envió de su presencia
la mano que trazó esta inscripción.
25. Y ésta es la inscripción que fue
trazada: MENE, MENE, TEKEL, PERES.
26. Esta es la interpretación del
escrito: MENE: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin.
27. TEKEL: has sido pesado en la balanza
y hallado falto de peso.
28. PERES: tu reino ha sido dividido y
entregado a los medos y persas.
29. Entonces Belsasar ordenó que
vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello,
y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahora autoridad como
tercero en el reino.
30. Aquella misma noche fue asesinado
Belsasar, rey de los caldeos.
31. Y Darío el medo recibió el reino
cuando tenía sesenta y dos años.
Ahora,
la escritura está sobre la pared, enviada por un Dios ofendido. Daniel lee
todo, MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN, y
entonces interpreta. MENE, MENE… contado, contado, era una exclamación con
doble énfasis. Dios ha determinado soberanamente el tiempo del reinado de
Belsasar, y el tiempo total del Imperio Babilonio. El tiempo predeterminado ha
llegado a cumplirse, y la ira de Dios se ha colmado. Ambos, el propósito
soberano de Dios junto con los resultados de la rebelión humana, se combinan en
uno, trayendo el desastre.
TEKEL… pesado. El reino de Belsasar estuvo
pesadamente cargado de pecado e idolatría. Sobre la balanza de Dios, jamás contribuyó
en algo para darle honor o gloria a Su reino. Fue menos que nada (Is.40:17). PERES O UPARSIN (forma singular y
plural de la misma palabra) … dividido.
Su reino será quebrado en pedazos y será dado a los medos y persas; la ciudad
de Babilonia misma estará bajo su gobierno.
Belsasar
honró a Daniel con lo que había prometido, aunque todo fue inútil, ya que
solamente fue por pocas horas la tercera autoridad en el reino. Daniel ya había
demostrado su desprecio por todo ello. Más arriba, el ejército del enemigo bloqueó el río Éufrates, fluyendo bajo los
muros de Babilonia. Esta táctica fue inesperada y la ciudad fue sorprendida. Los
soldados persas pudieron entrar sin ser desafiados y empezaron a tomar posesión
de la ciudad. Pronto llegaron al centro y encontraron a Belsasar. Oí a un
maestro de la Biblia comentar que había sido arrastrado con caballos por las
calles de la ciudad. Sea como fuere, esa misma noche fue asesinado y, para que
todo el mundo aprenda, el pecado de idolatría y la falta de temor de Dios, puso
fin al hombre y su reino en un instante. Aunque Ciro fue co-conquistador, Darío
el medo, su tío, fue quien empezó a gobernar.
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