Apocalipsis 2:1-7
Sobre
asuntos en general de las iglesias
Antes de empezar un estudio individual
de cada iglesia de Asia Menor, quisiera hacer un resumen general de las siete
iglesias. Juan es el único apóstol que sigue vivo después de que los demás hayan
sido martirizados, y es él único que muere de forma natural. El Espíritu Santo
está involucrado intrínsecamente con todos los detalles que tienen que ver con
el Apocalipsis, para llevar a cabo el plan eterno de Dios perfectamente. Todo el
canon de la Escritura inspirada se completa con este libro. Benditos todos los que
tienen el privilegio de estudiar sus páginas, acompañando el estudio con la
oración. Considéralo, los once apóstoles no tuvieron tal privilegio, incluso el
apóstol Pablo.
Los cristianos siempre han
considerado que el Evangelio de Juan es el más espiritual de los cuatro. Al
leerlo detenidamente, descubrimos a veces verdades espirituales, sutilmente insertadas,
entre los eventos que él relata. Esta es una de las razones por la cual Juan es
el apóstol más apto para escribir el Apocalipsis. También debemos considerar su
edad y experiencia, que le califican aún más. El tiempo en el que fue escrito el
libro, también es significativo, ya que fue décadas después de que todos los
otros libros que forman el Nuevo Testamento fueran escritos. Fue casi al
terminar el primer siglo. El apóstol Juan estaba observando el desarrollo de la
segunda generación del cristianismo.
El Apocalipsis pone un final
ideal al canon, porque continúa con los preceptos y las profecías de toda la
Biblia y los lleva a su cumplimiento. Ya hemos visto también cómo completa la
revelación de Jesucristo más allá de lo que es revelado de Él en los
Evangelios. Quisiera decir, cuidadosamente,
que el libro incluye muchos símbolos, pero, aunque es así, no debemos tomarnos
la libertad de interpretar simbólicamente todo el libro. Siempre, cuando se
trata de un estudio bíblico, debemos interpretarlo tan literalmente como sea
posible. Está especialmente claro, en este libro, que el Espíritu Santo cumple
la labor que Cristo había predicho sobre Él, que es hacernos saber las cosas
venideras (Jn.16:13). Ya no se escribirán más palabras inspiradas para añadir a
la Biblia, pero la Escritura profética continuará viviendo al ver cumplirse lo
que fue predicho.
Voy a repetir algo a lo que me he
referido tres veces anteriormente. Hay un misterio espiritual que tiene que ser
descubierto en el número de iglesias a las que Juan escribe, es decir, el
número siete. Hay más de siete iglesias en Asia Menor y, una de ellas, la de los
Colosenses, es tremendamente importante, ya que Pablo le escribió una carta a
ella personalmente. ¿Por qué no hay un mensaje especial de parte del Señor para
los colosenses? ¿por qué ni siquiera es mencionada en Apocalipsis? La misma
pregunta sería apropiada en cuanto a otras iglesias de Asia Menor.
Concluimos con que el Espíritu
Santo tiene un propósito particular al haber limitado el número de iglesias a
siete. El número siete, como ya hemos dicho en artículos anteriores, significa la
perfección completa, y simboliza la mano soberana de Dios llevando la iglesia,
en este caso, a un fin perfecto. Además, aunque son iglesias literales e
históricas las que reciben primeramente los mensajes de Cristo, el propósito
perfecto es que sean para toda la iglesia en todas las edades.
Algunos, incluso, ven más
simbolismo todavía en esta porción. Ellos creen que cada iglesia representa un
cuerpo de creyentes que predominaba en siete diferentes periodos de la
historia. También estoy de acuerdo con esta opinión y la enseñaré en los
siguientes dos capítulos. Sin embargo, solamente lo haré declarando que es un
asunto de opiniones personales y no debo presentarlo como la verdad bíblica. Lo
daré sencillamente, para que el lector lo considere y medite sobre ello.
Siempre lo pondré al terminar mis comentarios sobre cada iglesia.
Al escribir de esta manera, uno
tiene que ser muy tolerante con otras opiniones. No censuraré a nadie que no
vea estas iglesias como yo las veo. Cuando estamos en el tema de la profecía no
cumplida, tenemos que ser muy flexibles y estar muy abiertos a cambiar nuestros
puntos de vista, mientras se van desarrollando los eventos en los últimos
tiempos.
Hay otras profecías más
importantes y básicas, como las que tienen que ver con el arrebatamiento de la
iglesia y el reinado literal de mil años de Cristo sobre la tierra. También
sobre estos asuntos, tenemos que ser tolerantes con otras opiniones. Sin
embargo, porque son de más importancia y por la claridad de la enseñanza de
Pablo sobre el rapto en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y la enseñanza de Juan sobre
el Milenio en Apocalipsis 20, me mantengo más firme y más dogmático sobre mis
opiniones. Pienso que todo cristiano debe creer en el arrebatamiento y en el
Milenio literal. Sin embargo, respeto a cada cristiano que los ve de otra forma
y mantendré comunión con ellos. Estas no son doctrinas esenciales.
Ya, habiendo explicado estos
asuntos, vamos a proseguir viendo los mensajes que Cristo mandó que Juan
escribiera a cada iglesia individualmente. Notaremos algunas cosas semejantes
en todos los mensajes. 1) En cada caso, Jesús se presentará con una de las
características que hemos visto en el capítulo uno. Cada característica es
especialmente relevante para esa iglesia en particular. 2) Si Cristo tiene que hacer
un reconocimiento positivo, lo hará, primeramente, seguido de la crítica
necesaria y constructiva. 3) En cada caso, manda, “Él que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
4) Después de dirigirse a toda la iglesia, habla al miembro individualmente.
La iglesia
de Éfeso
1. Escribe al
ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su mano
derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto:
2. Yo conozco
tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos,
y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has
hallado mentirosos.
3. Tienes
perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado.
4. Pero tengo
esto contra ti: que has dejado tu primer amor.
5. Recuerda,
por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al
principio, si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te
arrepientes.
6. Sin embargo,
tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaitas, las cuales yo también
aborrezco
7. Él que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer
del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Las ruinas de Éfeso |
Juan está muy involucrado con la
iglesia de Éfeso, ciudad a la que fue a vivir y donde murió con cerca de 100
años, después de su exilio en Patmos. Tras haber sido escrito el Apocalipsis,
la iglesia entró en el segundo siglo y, con él, una nueva generación de
creyentes (notarás cómo el número de siglos empieza con la vida de Cristo).
El apóstol Pablo, acompañado de
Priscila y Aquila, llegó a Éfeso, por primera vez, cerca del año 54 d.C., y
habló en la sinagoga. Después, dejó a sus compañeros allí, mientras él prosiguió
su camino hacia la iglesia de Antioquía, en Siria. Un gran estudiante del
Antiguo Testamento y elocuente orador, Apolo, nativo de Alejandría, en Egipto,
llegó predicando el evangelio, sabiendo solamente acerca del ministerio de Juan
Bautista. Aquila y Priscila le instruyeron en todo el evangelio y salió de
Éfeso a Acaya, Grecia, con la recomendación de los cristianos (Hch.18:18-26).
(El comentarista, Adam Clarke, añade
algo interesante a la historia: “Es algo
extraño encontrar a un judío en esta historia, con un nombre romano, Aquila… un
águila. También el judío, Apolo, tenía el nombre de uno de los dioses falsos. Pregunto:
¿Serían los padres del hombre gentiles en Egipto, convertidos al judaísmo
después de que su hijo naciera y le nombraran Apolo?)
Pablo volvió a Éfeso y encontró a
algunos de los discípulos de Apolo, que les había enseñado todo lo que él sabía
del evangelio, es decir, antes de haber recibido una instrucción más completa
de parte de Aquila y Priscila. Pablo también tuvo que exponer todo el evangelio
a estos discípulos, bautizándoles de nuevo e incluyendo el nombre de Jesús en
su bautismo. Después, puso sus manos sobre ellos y fueron bautizados en el
Espíritu Santo; hablaron en lenguas y profetizaron. Pablo enseñó durante tres
meses en la sinagoga local y vivió en Éfeso más de dos años, más tiempo que en
cualquier otra ciudad. Les escribió su epístola cerca del año 64 d.C., estando
como prisionero en Roma.
Todo lo que resta del famoso templo de Diana |
La ciudad de Éfeso era la
metrópolis más grande y famosa de toda Asia Menor, con una población de 250.000
habitantes, más o menos, y estaba situada a la orilla del mar Egeo. La ciudad era
especialmente devota a la idolatría y donde se encontraba del magnífico templo
de Diana o Artemisa, una de las maravillas del mundo antiguo. De hecho, la
ciudad fue grandemente enriquecida por el turismo, debido a que los adoradores
de Diana venían a Éfeso desde muchos lugares. Pablo enseñó que los que
sacrifican a los dioses/as falsos, en verdad sacrifican a los demonios, y por
eso, no es de extrañar que la ciudad estuviese plagada de manifestaciones
diabólicas (Hch.19:12-17). Pablo batalló con estas fuerzas espirituales,
diciendo, “luché contra fieras en Éfeso”
(1 Co.15:32). Podemos ver la profundidad del arrepentimiento de los efesios
paganos, al quemar sus libros de ocultismo y sus amuletos, con un valor de
50.000 piezas de plata, equivalentes al salario anual de 150 hombres
(Hch.19:18-20). Tenía que haber un gran cuerpo de creyentes en la ciudad.
La presentación de Jesús a los
efesios es la misma que vimos en el capítulo 1, versículos 13 y 16: “En medio de los candelabros, vi a uno
semejante al Hijo del Hombre… En su mano derecha tenía siete estrellas”. Él establece esta posición,
relacionada con la iglesia de Éfeso. Es la presentación de uno que está
presente y encargado personalmente de los asuntos. Esto es lo que esta iglesia
tiene que saber (v.1), y sabremos la razón por el mensaje que les manda.
Al decir Jesús, “conozco tus obras”, es lo mismo que
decir que Él ve las manifestaciones de la condición de su corazón. Sus hechos
eran meritorios y, además, adornados con la perseverancia, característica primordial
de un cristiano. Juan dijo a todas las iglesias en Apocalipsis 1:9, que él era copartícipe
con ellos por esta fuerza interior. Es fruto de la fe y conduce al cristiano a
la victoria. Ellos sienten repugnancia por el pecado y el engaño, y poseen un
discernimiento que puede detectar la falsedad de algunos pretendidos líderes, a
quienes han rechazado (v.2).
Son creyentes leales que, por
nada, quisieran traer vergüenza al nombre de Cristo. Siguen adelante fielmente
contra la oposición y no demuestran ninguna señal de que desmayarán (v.3). Sin
embargo, hay un fallo serio en esta iglesia y Cristo, el testigo fiel, se lo
indicará, para que puedan corregirlo.
“Pero tengo esto contra ti”… Si la
iglesia quiere escuchar, Él descubrirá cualquier obstáculo que pudiera
detenerles en su progreso espiritual. Una actitud apropiada a favor de la
reprensión es de suma importancia. A las personas que ponen caras y retroceden
al escuchar la predicación fuerte, les hace falta un ingrediente importante
para el proceso de poder llegar a un avivamiento espiritual. Si se ofenden al
recibir la reprensión y hallan difícil el humillarse, se están deshaciendo
ellos mismos de lo bueno que Dios intenta mandarles.
La siguiente cláusula, “has dejado tu primer amor”, a menudo es mal citada, diciendo en su
lugar, “has perdido tu primer amor”. El amor no se ha extraviado, dejando a los
cristianos solos. Ellos mismo se han alejados del amor y han seguido adelante
solos. El amor apasionado es la única motivación cristiana aceptada por Dios;
un sentir de responsabilidad, celo y lealtad, no son suficientes.
Cuando el Señor dijo a Moisés
que, de ese punto en adelante, Él enviaría a un ángel a reemplazar a Su persona
el resto del camino a la Tierra Prometida, Moisés no estuvo nada conforme: “Si tu presencia no va con nosotros, no nos
hagas partir de aquí” (Éx.33:15). Decidió, con total determinación, que no
tomaría un paso más sin la presencia personal del Señor. No iría a ningún lugar
sin su Amigo: “Acostumbraba hablar el
Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Éx.33:11).
Antes de que los israelitas
entraran en una batalla en la tierra que tenían que conquistar, Josué tuvo un
encuentro con el Capitán del ejército del Señor. “Yo vengo ahora como
Capitán…”–, dijo a Josué (Jos.5:13), haciéndole saber que, desde ese
momento, Él se encargaría de la batalla, y que Josué tenía que ponerse a un
lado. No pasó así con los efesios, porque ellos siguieron funcionando en los
negocios de la iglesia, sin notar la ausencia de la Cabeza de la iglesia. Esta
es la razón de por qué Jesús reveló a ellos Su posición en medio de los
candelabros. Por eso les mostró que las estrellas (el liderazgo) estaban en Su
mano derecha. Ellos habían abandonado una relación de amor inseparable con el
Señor.
La falta de amor fue el primer
fallo y el orgullo fue el segundo. Éfeso era una hermosa ciudad que los efesios
habían edificado. Ellos también se creían capaces de funcionar solos como
cristianos (v.4). No obstante, nuestras capacidades terrenales requieren un
espíritu humilde para poder reconocer que la iglesia no puede funcionar
espiritualmente sin que el Capitán de la salvación esté posicionado en el timón
del barco. Él es la Cabeza y tiene que ser Él quien guie personalmente. Él
tiene que controlar al liderazgo y nunca deben actuar sin Su dirección. Todos
los ojos tienen que estar fijados en Él.
Lo que pasó en Éfeso era una
caída seria delante del Señor, y Él requirió de ellos un arrepentimiento
profundo. La siguiente porción, “haz las
obras que hiciste al principio”, es
un paso necesario que tenemos que observar. He notado que después de una caída,
el pueblo de Dios “reduce la velocidad,
cambia la marcha, da algunos avisos sobre examinar cada quien su propia vida; pero
después, poco a poco, vuelve a aumentar la velocidad otra vez, hasta que siguen
adelante como antes de la caída.” ¡Esto no puede ser! Hay que poner el
freno; toda la actividad tiene que cesar y hay que dar marcha atrás, hasta
llegar al punto en el que tuvo lugar la caída. El Señor está mandando a la
iglesia de Éfeso volver al principio, y ¡no detenerse en ningún lugar hasta
llegar allí mismo! Este es el arrepentimiento bíblico. Si no acontece este
arrepentimiento, el candelabro será quitado de su lugar (v.5).
Jesús dijo que los efesios
aborrecían las obras de los nicolaitas que Él mismo aborrecía (v.6). Está
escrito en nuestras Biblias para que busquemos información sobre esta secta,
para poder evitar una enseñanza y práctica semejantes en nuestro tiempo. Ya que
hay dos opiniones acerca de ella, vamos a considerar las dos. 1) Unos opinan
que eran seguidores de un hombre llamado Nicolás, cuyo nombre significa, uno que conquista al pueblo. Es una
característica sectaria, tener líderes autoritarios que manipulan a sus
miembros. Esta práctica siempre es mala en los ojos del Señor, y la aborrece.
2) Otros opinan que el nombre se basa en la palabra griega nicolah, significando comámonos.
Es un término que sugiere el libertinaje
que el Señor también aborrece. Haremos bien evitando las dos posibilidades.
La iglesia tiene que oír todo el
mensaje por medio del Espíritu Santo, antes de que pueda ser correctamente
recibido (v.7). Cada individuo es responsable por sí mismo. Lucas escribe sobre
el mandamiento de Cristo, “tened cuidado
de cómo oís” (Lc.8:18). Tenemos que tener abiertos los oídos del corazón
para poder escuchar adecuadamente los principios espirituales. No podemos
aprenderlos de la misma forma que aprendemos las cosas terrenales. En cada
caso, a cada iglesia, el Señor les recuerda que tienen que escuchar con oídos
espirituales por medio de la enseñanza del Espíritu Santo.
Si la iglesia se niega a atender
seriamente al mensaje de Cristo, aún así, cada individuo es responsable de su
propia vida. Jesús se dirige a cada miembro de la iglesia individualmente, y le
da la oportunidad de actuar para su propio bien. Josué decidió: “Si no os parece bien servir al Señor… yo y
mi casa, serviremos al Señor” (Jos.24:15). Muchos años atrás, él y Caleb
estuvieron solos, cuando una mayoría aplastante de Israel se rebeló.
El individuo puede conquistar,
aun cuando la iglesia entera es derrotada. El candelabro de los efesios fue
quitado, y la hermosa ciudad de Éfeso está en ruinas hasta el día de hoy. Sin
embargo, todavía hay efesios que, individualmente, están comiendo del árbol de la
vida en el Paraíso de Dios.
………………………..
Los discípulos no permitieron a Pablo entrar en el teatro. |
Aunque sea de forma imperfecta,
creo que he puesto la verdad bíblica frente a tus ojos, y si es así, debe haber
una respuesta de parte del pueblo de Dios. Sin embargo, como he dicho al
principio del artículo, entraré un poco en lo que creo que es una buena postura
acerca de estas siete iglesias. Puedes estar de acuerdo conmigo o no. Como sea,
espero que pienses seriamente sobre lo que te voy a escribir.
Por supuesto, las siguientes
ideas no son mías originalmente, sino que estoy presentando la enseñanza de algunos
maestros de buena reputación que he escuchado desde mi juventud, y que me
parece muy razonable. Estoy sugiriendo que este primer mensaje del Señor está
dirigido, particularmente, al periodo desde 70-170 d.C. Los efesios eran
discípulos de los apóstoles y, muchos de ellos, habían perdido el fuego
interior, el amor apasionado y la sensibilidad al Espíritu Santo, que sus
fundadores sí tenían. Son fieles a la doctrina y a la obra que habían aprendido
de ellos, pero Jesús les señala lo que les hace falta y lo que tienen que
recobrar.
La iglesia dominante en Asia
Menor en el tiempo de Juan era la iglesia efesia. Fue fundada y atendida por
los apóstoles, pero ahora entraba una segunda generación. Pablo,
específicamente, les había avisado a los ancianos de Éfeso: “Sé que después de mi partida, vendrán
lobos feroces entre vosotros que no perdonarán el rebaño, y que de entre
vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos (¿nicolaitas?)” (Hch.20:29-30).
Hace poco leí de un escritor del segundo
siglo, que mencionó a una persona bien conocida por el apóstol Juan. El
escritor dijo que él seguía, no solamente la doctrina de los apóstoles, sino
también la vida interior de ellos. Por eso, parece que un contemporáneo de
ellos, en su día, vio que había un debilitamiento en el cristianismo, en
general, comparado al nivel vivido por la primera generación de creyentes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario