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Lowell Brueckner

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El juicio contra Moab

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De Nebu, Moisés vio la Tierra Prometida  
 

Capítulo 48

      1.      Acerca de Moab. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¡Ay de Nebo! porque fue destruida y avergonzada: Quiriataim fue tomada; fue confundida Misgab, y desmayó.                          

      2. No se alabará ya más Moab; en Hesbón maquinaron mal contra ella, diciendo: Venid, y quitémosla de entre las naciones. También tú, Madmena, serás cortada; espada irá en pos de ti. 

3.   ¡Voz de clamor de Horonaim, destrucción y gran quebrantamiento! 

4.      Moab fue quebrantada; hicieron que se oyese el clamor de sus pequeños. 

5.      Porque a la subida de Luhit con llanto subirá el que llora; porque a la bajada de Horonaim los enemigos oyeron clamor de quebranto. 

6.      Huid, salvad vuestra vida, y sed como retama en el desierto. 

7.      Pues por cuanto confiaste en tus bienes y en tus tesoros, tú también serás tomada; y Quemos será llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente. 

8.      Y vendrá destruidor a cada una de las ciudades, y ninguna ciudad escapará; se arruinará también el valle, y será destruida la llanura, como ha dicho Jehová. 

9.      Dad alas a Moab, para que se vaya volando; pues serán desiertas sus ciudades hasta no quedar en ellas morador. 

La esposa de Lot no le dio hijos, sino dos hijas. El día que miró atrás, hacia la malvada Sodoma que la familia había abandonado, la misma lava que destruyó la ciudad le alcanzó a ella (Gn.19:26). Cuando el Señor Jesús habló de los días de la angustia para Jacob, de los cuales profetizó Jeremías (Jer.30:7), advirtió del peligro de detenerse debido a la preocupación por las posesiones dejadas atrás, y después añadió: “Acordaos de la mujer de Lot” (Lc.17:32). Sus hijas, pensando que nunca podrían casarse, y también preocupadas por preservar el nombre de su familia, planearon una relación incestuosa con su padre. El resultado fue que les nació un hijo a cada una, siendo el nombre del hijo de la mayor, Moab (Gn.19:37). El sobrino de Abraham, Lot, fue el patriarca de esta nación, al lado oriental de Israel.

 La frontera norte de Moab fue compartida con Amón, que eran descendientes del hermano menor de Moab, llamado Ben-ammi, y también con los amorreos; y la frontera sur con los edomitas, descendientes del hermano de Jacob, Esaú. Cerca del final del viaje de los israelitas por el desierto, un rey moabita, Balac, buscó al profeta, Balam, para que maldijese a Israel. El intento fracasó miserablemente porque, en lugar de maldecir a Israel, lo bendijo cuatro veces. Pero el complot contra Israel para que cayera en fornicación e idolatría no fracasó. Como resultado, veinticuatro mil israelitas murieron bajo el juicio de Dios por una plaga (Nm.25:1-9).

 Durante el tiempo de los jueces Israel sirvió a Moab durante dieciocho años, pero un benjamita llamado Aod lo liberó (Jue.3:14-30). En un tiempo de hambruna en Israel, Elimelec, fue de Belén a Moab en busca de alimento para su familia. Su hijo, Mahlón, se casó con una moabita, llamada Rut. Al morir Mahlón, Rut acompañó a su suegra, Noemí, y volvieron a Belén (Rut 1-19). Rut se convirtió en la esposa de Booz, llegando a ser los bisabuelos del rey David (Rut 4:21-22). Es muy interesante ver cómo la gracia de Dios obró en Rut, porque Él había prohibido que los moabitas entraran en la Tierra Prometida. Pero ella sí pudo entrar, ser aceptada y además convertirse en la esposa de un noble de Belén (Dt.23:3). Durante un tiempo en el que Saúl quería matar a David, este llevó a sus padres al rey de Moab para ponerles a salvo (1 S.22:3). Después, durante su reinado, David derrotó a los moabitas y se convirtieron en sus siervos (2 S.8:2).

 Puede que recuerdes que Israel acampó en la tierra de Moab mientras Moisés repasó por segunda vez la ley y la historia de su pueblo. Después de cuarenta días terminó el relato y subió al monte Nebo para poder ver la tierra de Canaán antes de morir. Quiriataim, mencionada en el primer versículo, es una de las ciudades de Moab en Misgab, que significa altura. Las alturas, físicamente, representan el estado del corazón orgulloso de los moabitas.

 En Isaías, en los capítulos 15 y 16, el profeta habló de algunos de los juicios sobre Moab, aunque Isaías vio que la opresión vendría por parte de los asirios en su día, mientras que Jeremías supo que vendría de los caldeos, cinco años después de la destrucción de Jerusalén. Ezequiel, Amós y Sofonías también pronunciaron profecías contra Moab. No importa quien sea el instrumento que hable en contra porque las intenciones de Dios son las mismas.

 El nombre de la ciudad principal, Hesbón, significa “consejo”, y después de que el enemigo conquistara Hesbón, hizo planes contra el resto del país. Usando el significado de la palabra, la profecía habla de este mal consejo o maquinación. Al mismo tiempo, la alabanza, a favor de Moab, terminará. El mismo versículo habla de Madmena que significa “silencio”. Según su nombre, Madmena será asolada y silenciada por la espada de Babilonia.

 No hay gozo humano en el juicio, y la profecía habla del lamento sobre Moab por la matanza de los niños. Los moabitas ascendieron a las alturas de Luhit y descendieron a las partes bajas de Horonaim, llorando. “Huid”, clamarán unos a otros. “Id mejor al campo, antes que confiar en los muros de la ciudad.”

 Una de las principales causas del juicio fue la fe en sus propias obras de defensa y en su tesoro, con lo que esperaban conseguir apoyo. Pero más que esto, la mano de Dios estuvo contra la confianza en los ídolos, especialmente Quemos, el guardián principal de los moabitas, contra sus sacerdotes y los gobernantes. Las ciudades de toda la nación, así como el campo, los valles, montañas y llanuras, serán arruinadas. La población abandonará sus ciudades con el único motivo de escapar de la muerte.

 

10.  Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada. 

11.  Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado. 

12.  Por eso vienen días, ha dicho Jehová, en que yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres. 

13.  Y se avergonzará Moab de Quemos, como la casa de Israel se avergonzó de Bet-el, su confianza. 

14.  ¿Cómo, pues, diréis: Somos hombres valientes, y robustos para la guerra? 

15.  Destruido fue Moab, y sus ciudades asoladas, y sus jóvenes escogidos descendieron al degolladero, ha dicho el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos. 

16.  Cercano está el quebrantamiento de Moab para venir, y su mal se apresura mucho. 

17.  Compadeceos de él todos los que estáis alrededor suyo; y todos los que sabéis su nombre, decid: ¡Cómo se quebró la vara fuerte, el báculo hermoso! 

18.  Desciende de la gloria, siéntate en tierra seca, moradora hija de Dibón; porque el destruidor de Moab subió contra ti, destruyó tus fortalezas. 

19.  Párate en el camino, y mira, oh moradora de Aroer; pregunta a la que va huyendo, y a la que escapó; dile: ¿Qué ha acontecido? 

20.  Se avergonzó Moab, porque fue quebrantado; lamentad y clamad; anunciad en Arnón que Moab es destruido. 

21.  Vino juicio sobre la tierra de la llanura; sobre Holón, sobre Jahaza, sobre Mefaat, 

22.  sobre Dibón, sobre Nebo, sobre Bet-diblataim, 

23.  sobre Quiriataim, sobre Bet-gamul, sobre Bet-meón, 

24.  sobre Queriot, sobre Bosra y sobre todas las ciudades de tierra de Moab, las de lejos y las de cerca. 

La destrucción de Moab es divinamente ordenada y Su mandamiento a los destructores es que no sean negligentes y no detengan la espada. El estilo de vida de Moab había sido descuidado e indolente. La Biblia usa el ejemplo del sedimento de vino que se queda reposado en el fondo de la vasija y que no es movido de vasija en vasija. En su pasado, escapó del cautiverio, pero ahora la profecía habla de ser expatriado. Serán juzgados por la autocomplacencia de una vida de ocio.

 Pero su futuro no será así porque, continuando con la ilustración del vino y las botellas, la profecía declara que, no solamente estarán inquietos, sino que serán trasvasados, rotos y vaciados. El dios que aparentemente les cuidó tan bien, Quemos, será motivo de vergüenza, ya que el Señor le compara al becerro de Betel, puesto por el primer rey del norte de Israel, Jeroboam. Los dioses falsos podrán engañar a la gente durante algún tiempo, pero al final, siempre traerán desgracia. Los moabitas serán juzgados por su idolatría.  

 Al igual que confían en los ídolos, confían en una fuerte defensa militar. Igual que su dios, su ejército también le falla al caer sus mejores soldados delante del enemigo. Dios vence las mentiras del engaño con la verdad. El Señor de los ejércitos mide bien las fuerzas y estrategias de la guerra, y puede dar un verdadero informe sobre el poder de los ejércitos combatientes. “¿Cómo, pues, diréis: Somos hombres valientes” … cuando… “sus jóvenes escogidos descendieron al degolladero?” Id al Señor de los ejércitos para escuchar la verdad. Moab será juzgado por el engaño de la autoconfianza y la falsa seguridad.

 Los avisos de Dios aumentan en frecuencia e intensidad a medida que se aproxima la calamidad. Las naciones vecinas deben lamentarse por un Moab derrotado al oír las noticias. Deben entristecerse viendo el quebrantamiento de su fuerza y hermosura anterior. Naturalmente, los que observan empatizarán grandemente con las mujeres indefensas.

 Dibón, ciudad edificada por la tribu de Gad, situada al lado del río Arnón, no va a poder aprovecharse de sus aguas. Experimentará sed cuando el enemigo venga contra ella, probablemente en un asedio. En la orilla norte de Arnón está Aroer. Sus ciudadanos, a un lado del camino, mirarán cómo las multitudes huyen y preguntan sobre la razón de porqué Moab es avergonzada, quebrantada y destruida. Otra vez, el que observa se lamenta. El pecado fue universal y será juzgado universalmente – ciudades de la llanura, junto con las de las riberas, y de los montes. El texto las nombra desde los versículos del 21 al 24.  

 

25.  Cortado es el poder de Moab, y su brazo quebrantado, dice Jehová. 

26.  Embriagadle, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por motivo de escarnio. 

27.  ¿Y no te fue a ti Israel por motivo de escarnio, como si lo tomaran entre ladrones? Porque cuando de él hablaste, tú te has burlado. 

28.  Abandonad las ciudades y habitad en peñascos, oh moradores de Moab, y sed como la paloma que hace nido en la boca de la caverna. 

En toda la Escritura el cuerno” significa “poder”, y ahora es cortado en Moab. Aquí, la versión RV60 no usa esta palabra, pero la LBLA sí. Ha perdido su estabilidad, tanto mental como emocional, y están revolcándose y vomitando como borrachos. La exaltación del poder nacional que, al mismo tiempo ignora a su Hacedor, ya se manifiesta en Moab, de modo que las otras naciones lo observan y se burlan de él.

 Moab se ha burlado de su vecino Israel, entonces ¿no son dignos de que otras naciones le ridiculicen a él? E incluso son aún más dignos de vergüenza porque sus vecinos son el pueblo de Dios. El antisemitismo desprecia a los judíos como la sociedad desprecia a los ladrones. El judío es odiado por el mundo y juzgado como digno de la calamidad que le cae encima. La última solución, según los nazis, fue exterminarlo. Moab será juzgada por su burla hacia Israel.

 El texto advierte a los moabitas que abandonen las ciudades y la seguridad de sus casas para esconderse entre las rocas. Hemos escuchado anteriormente que deberían huir al campo, donde está la retama, pero aquí deben ser como la paloma que hace su nido en la boca de la caverna. ¿Has visto alguna foto de grandes colonias de aves anidando en los peñascos? Imagina el peligro que supone para el polluelo que no puede volar todavía, caerse desde esta altura. Pero aunque el peligro sea así, es más seguro que los lugares habitados de la población moabita. 

 

29.  Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón. 

30.  Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán. 

31.  Por tanto, yo aullaré sobre Moab; sobre todo Moab haré clamor, y sobre los hombres de Kir-hares gemiré. 

32.  Con llanto de Jazer lloraré por ti, oh vid de Sibma; tus sarmientos pasaron el mar, llegaron hasta el mar de Jazer; sobre tu cosecha y sobre tu vendimia vino el destruidor. 

33.  Y será cortada la alegría y el regocijo de los campos fértiles, de la tierra de Moab; y de los lagares haré que falte el vino; no pisarán con canción; la canción no será canción. 

34.  El clamor de Hesbón llega hasta Eleale; hasta Jahaza dieron su voz; desde Zoar hasta Horonaim, becerra de tres años; porque también las aguas de Nimrim serán destruidas. 

 Ahora la profecía se fija en la causa número uno del juicio que viene contra Moab… ¡y es su orgullo! Allí donde Dios encuentre orgullo, lo derrumbará. Siempre actúa contra este peligro para que la humanidad evite tal característica destructiva. Después de mostrar que Moab es extremamente orgulloso, fíjate en los sinónimos del versículo 29, que ayudan aún más a definirlo: arrogante, soberbio, altivo y altanero de corazón. Sobre todo, Moab tiene que ser juzgado por su orgullo.

 Aún en el asunto de nuestra salvación, Dios ha encontrado una manera por la cual podemos aprovecharnos de ella sin caer en la profunda caverna del orgullo. Piensa en la verdad, proclamada en Efesios 2:8-9: “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Dios aborrece el orgullo y hará lo necesario para reducir su influencia entre Su pueblo.

 Aprovecho la oportunidad para exponer el significado, la locura y lo detestable que es otra característica relacionada con el orgullo: el síndrome de hubris. Significa una arrogancia excesiva y desproporcionada; una autoconfianza extrema como la que se levanta contra una sabiduría o poder muy superior. Una persona con hubris siempre se cree correcta, y a quien le desafía, la cree incorrecta. Es hubris lo que hizo a Satanás caer de su posición: “Subirá al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono… y seré semejante al Altísimo” (Is.14:13-14). Es una palabra que se origina en la Grecia antigua y fue considerada como una característica defectuosa y peligrosa, un error fatal, que causa el que uno pase las fronteras de las limitaciones humanas, desafiando a la deidad.

 El moabita es engañado por su orgullo que “no tendrá efecto” y “sus jactancias no le aprovecharán”… es decir, no les ayudará absolutamente nada en el juicio que está por venir, porque su cólera es provocada por opiniones engañadas. ¿Cómo reacciona Jeremías? Es algo sorprendente e inesperado: “Yo aullaré sobre Moab… haré clamor… gemiré. El profeta llorón ha aprendido a lamentar aún por el destino de los enemigos. Los localiza y personaliza para poder sentir más compasión por ellos. Por ejemplo, habla de hombres de Kir-hares, y después de una vid de Sibma, pensando en cómo el destructor ha caído sobre el fruto que ellos han obtenido a base de su ardua labor y gran deseo de corazón. Tal actitud se ha cultivado en el corazón del profeta, como sucedió con Pablo, que también supo amar a sus enemigos.

 Nuestro hijo, Mike, observó y predicó algo en su mensaje, el domingo pasado, que me retó mucho. Habló del apóstol frente a sus adversarios del Sanedrín. Al desafiar ferozmente al sumo sacerdote (sin saber que era el sumo sacerdote), los que estaban presentes preguntaron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? (Hch.23:2-5). Pablo, no solamente se humilló, confesando su error, sino que proveyó evidencia escritural de su error: “No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.” ¡Asombroso! Pensé que yo proveería evidencias textuales para probar que tengo razón… pero…¿cuando me equivoco? ¡Que Dios me ayude a hacer como Pablo! Lo tendrá que hacer Él, porque yo creo que no soy capaz de hacerlo.

 Jeremías continúa provocando la simpatía y compasión, imaginándoseles en sus campos y viñas, en el versículo 33. Han perdido el gozo de la vendimia y la siega. El mismo esfuerzo continúa en el versículo 34… él nombra lugares donde los moabitas lamentan, usando el ejemplo de una becerra de tres años, que anda mugiendo sin poder hallar pienso ni agua.

 

35.  Y exterminaré de Moab, dice Jehová, a quien sacrifique sobre los lugares altos, y a quien ofrezca incienso a sus dioses. 

36.  Por tanto, mi corazón resonará como flautas por causa de Moab, asimismo resonará mi corazón a modo de flautas por los hombres de Kir-hares; porque perecieron las riquezas que habían hecho. 

37.  Porque toda cabeza será rapada, y toda barba raída; sobre toda mano habrá rasguños, y cilicio sobre todo lomo. 

38.  Sobre todos los terrados de Moab, y en sus calles, todo él será llanto; porque yo quebranté a Moab como a vasija que no agrada, dice Jehová. 

39.  ¡Lamentad! ¡Cómo ha sido quebrantado! ¡Cómo volvió la espalda Moab, y fue avergonzado! Fue Moab objeto de escarnio y de espanto a todos los que están en sus alrededores. 

40.  Porque así ha dicho Jehová: He aquí que como águila volará, y extenderá sus alas contra Moab. 

41.  Tomadas serán las ciudades, y tomadas serán las fortalezas; y será aquel día el corazón de los valientes de Moab como el corazón de mujer en angustias. 

42.  Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová. 

43.  Miedo y hoyo y lazo contra ti, oh morador de Moab, dice Jehová. 

44.  El que huyere del miedo caerá en el hoyo, y el que saliere del hoyo será preso en el lazo; porque yo traeré sobre él, sobre Moab, el año de su castigo, dice Jehová. 

45.  A la sombra de Hesbón se pararon sin fuerzas los que huían; mas salió fuego de Hesbón, y llama de en medio de Sehón, y quemó el rincón de Moab, y la coronilla de los hijos revoltosos. 

46.  ¡Ay de ti, Moab! pereció el pueblo de Quemos; porque tus hijos fueron puestos presos para cautividad, y tus hijas para cautiverio. 

47.  Pero haré volver a los cautivos de Moab en lo postrero de los tiempos, dice Jehová. Hasta aquí es el juicio de Moab.

 El pecado de idolatría rompe el corazón de Dios, incluso cuando aplica el castigo. La única manera de detener el dolor es exterminando el pecado. Es la fuente en la que se origina el lamento de Jeremías. Dios mismo aúlla por el sufrimiento y la pobreza de sus seres creados. En aquellos días, en el Medio Oriente, cuando sufrían de esta manera, rapaban sus cabezas y cortaban sus barbas; se hacían cortes y se cubrían solo con cilicio como una señal de la desnudez que sentían en sus corazones.

 Dios no se complace en lo que Su justicia le hace llevar a cabo, quebrando a Moab como “a vasija que no agrada.” Es una vasija que ya no tiene hermosura ni utilidad. Queda avergonzado, objeto de escarnio y espanto. Es como si fuera la presa de un águila a punto de atraparla con sus garras.

 Los hombres más fuertes serán vencidos y tendrán que someterse frente al dolor y la debilidad como de una mujer que está a punto de dar a luz. Moab será destruido bajo el poder infinito del Señor, por su arrogancia extrema. Serán presos en el lazo y caerán en los hoyos de los cuales no podrán salir, y serán víctimas de un miedo que jamás habían experimentado. Aunque escapen de uno serán conducidos a otro, porque el Señor está contra ellos. Él titulará este tiempo: “El año de su castigo”. Al escapar a una ciudad más grande para hallar seguridad, la encontrarán incendiada.

 Hesbón sufrió una derrota a manos de Israel, antes que entraran en la Tierra Prometida. Moisés, en Números 21:27-28, cita un proverbio que hablaban los habitantes de aquel territorio en su día: “Venid a Hesbón, edifíquese y repárese la ciudad de Sehón. Porque fuego salió de Hesbón, y llama de la ciudad de Sehón.” La ciudad fue quemada y será quemada de nuevo.

 La palabra de Dios declara que su dios, Quemos, les ha fallado, y su derrota lo comprueba. No pudo proteger a los que le adoraban. Sin embargo, maravillosamente, el Dios de toda esperanza, da una esperanza a los descendientes de Lot. Es uno de los pocos países a los que el Señor ha prometido un futuro en los últimos días. El juicio llegará hasta donde proclama la profecía, pero no más allá.

 

 


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