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Lowell Brueckner

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Juicio contra otras naciones

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Amón, Edom (Moab, Estados Filisteos)     

Capítulo 49

 

Amón, hijo de Lot

    1.     Acerca de los hijos de Amón. Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel? ¿No tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha establecido en sus ciudades? 

            2.      Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de  Amón; y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová. 

           3.      Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente. 

4.      ¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija contumaz, la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá contra mí? 

5.      He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y seréis lanzados cada uno derecho hacia adelante, y no habrá quien recoja a los fugitivos. 

6.      Y después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice Jehová. 

 Génesis 19 relata la historia de Lot y cómo los ángeles le rescataron de Sodoma (Gn.19:1-22). Después, continúa con la destrucción de Sodoma y Gomorra (vs.23-29) y, finalmente, relata lo que nos importa en este capítulo y en el anterior (vs.30-38). Recordamos cómo Dios bendijo a Lot en la Tierra Prometida, multiplicando sus posesiones, hasta que no hubo lugar para Abraham y él juntos en aquella tierra. Abraham le aconsejó elegir una tierra aparte para sí mismo y Lot escogió la llanura del río Jordán, pero en su estilo de vida nómada, fue moviéndose hacia el oriente hasta llegar a Sodoma, una ciudad extremamente pecaminosa. 

 Dios destruyó Sodoma y Gomorra, y Lot huyó para salvar su vida junto a sus hijas y su esposa, pero esta última miró atrás, a la ciudad en que había dejado todas sus posesiones, y fue consumida por la destrucción. Otra vez recordamos cómo Jesús nos instruyó sobre el peligro (que también es pecado), de mirar atrás, hacia nuestros estilos de vida y fortunas anteriores… “Acordaos de la mujer de Lot” (Lc.17:32). Lot tuvo miedo de las montañas donde, en verdad, hubiera estado más seguro, y suplicó a los ángeles poder morar en Zoar, una ciudad situada en el valle en el cual estaban Sodoma y Gomorra. Sin embargo, con el tiempo cambiaron las circunstancias, y el temor a Zoar fue más grande que su temor a las montañas. Entonces, Lot y sus hijas se fueron a vivir a una cueva en las montañas, totalmente desprovisto de todas sus posesiones.

 Este hombre, que había prosperado maravillosamente en Canaán, ahora vive en una cueva, sin ganados, tiendas, ni siervos. La tierra elegida con sus ciudades ha sido destruida. En el último capítulo vimos el complot de las hijas de Lot, que persuadieron a su padre para que bebiera hasta emborracharse. Su parte en este pecado fue su cooperación con ellas. Puede ser que no le fuera difícil cooperar después de haberse emborrachado para poder olvidarse de su pobre condición. 

 Vimos su plan de cometer incesto, justificándolo como algo necesario para poder preservar el nombre de su padre. Y sí, esta parte tuvo éxito, como vemos por las dos naciones que fueron fundadas por los hijos de Lot. En esta historia también aprendemos un principio espiritual: no importa que legítima parezca la justificación, el pecado sigue siendo pecado. Las hermanas quizás siguieron la costumbre de las mujeres de Sodoma. Es una lección para los padres cristianos sobre cómo tienen que proteger a sus hijos del mundo malvado que los rodea.  

  De esta manera, Moab fue concebido por la hermana mayor y, a las veinticuatro horas, su hermana menor concibió y dio luz a Ben-ammi, que significa ‘Hijo de mi pueblo’. Él fue el antepasado de los amonitas, a los cuales Jeremías dirigió esta profecía. Ellos se aprovecharon de la derrota de Israel, incluso de la de las tribus de Gad, Rubén y Manasés, al lado oriente del río Jordán. Amón corrió para tomar posesión de la tierra que Gad había ganado legítimamente para sí.

 El Señor hacía dos preguntas que tenían que ver con el futuro y la promesa y cuidado eternos de Dios para Israel. ¿Quitaría Él a los hijos de Israel que habitaron el territorio cerca de Amón? ¿Se quedarían sin una heredad futura? ¿No volverían de Babilonia para poseer de nuevo sus tierras? El gran pecado de Amón fue aprovecharse de la debilidad de Israel y despojar a las tribus del Señor.

 Milcom fue el dios de los amonitas, como Quemos fue el dios principal de los moabitas. Era una realidad espiritual que Milcom estaba usurpando el reino de Jehová. El nombre más común de este dios era Moloc, a quien sus adoradores sacrificaban a sus niños. De la misma manera que Quemos fue acompañado por sus sacerdotes y príncipes al cautiverio, así irá Milcom con sus sacerdotes y príncipes. El Señor tomará de nuevo Su heredad y dejará a Rabá, la ciudad real, convertida en un montón de ruinas, siendo quemadas sus aldeas. Nabucodonosor atacó primero a Hai de Amón, y la próxima en sufrir la derrota fue Hesbón.

 Los descendientes de la hija menor de Lot han dado la espalda al Dios de Lot y se han entregado a Moloc. Amón confía en su tesoro, pensando que podrá comprar el apoyo de alguna nación para librarse del enemigo, algo que era común en su día. Su confianza se tornará en temor cuando su pueblo sea expulsado de su tierra y vague sin rumbo. Sin embargo, la misericordia de Dios se manifestará a él, como sucedió con su hermano Moab. El Señor llevará a los cautivos de nuevo a su tierra.

 

El juicio contra Edom

       7.      Acerca de Edom. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán?                 ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? 

8.      Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue. 

9.      Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? 

10.  Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. 

11.  Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas. 

12.  Porque así ha dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente beberás. 

13.  Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas. 

14.  La noticia oí, que de Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra ella, y subid a la batalla. 

15.  He aquí que te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. 

16.  Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová. 

17.  Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades. 

18.  Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre. 

19.  He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá resistir?

20.  Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores de Temán. Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos. 

21.  Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. 

22.  He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias. 

Israel, Judá, Moab, Amón y ahora Edom, todas estas naciones son descendientes de Abraham y su sobrino, Lot. Edom es de los hijos de Esaú, el hermano mellizo de Jacob. Todas están bajo el juicio. Si Esaú mantenía algo de la sabiduría de su padre, Isaac, o su madre, Rebeca, ya la está echando a perder por su locura pagana. Temán es una de las ciudades principales de Edom. Dedán es una tribu que tendrá que esconderse en cavernas profundas que abundan en su tierra. Dedán desciende de Abraham y su segunda esposa, Cetura, después de la muerte de Sara. El juicio de Edom alcanzará también a Dedán, así que los pecados de Esaú se esparcirán, afectando a todo el territorio hasta el fin de su historia.

 El texto nos enseña que el juicio de Dios hace más daño que el de los ladrones, porque ellos toman lo que quieren y dejan el resto, pero el castigo del Señor es infinito y dejará a la nación vacía. La vegetación desaparece y todos los escondrijos serán descubiertos. Observa cómo el pecado de Esaú se conserva en sus descendientes y se extiende a sus hermanos y vecinos, como Dedán, hasta que todos los restos de Esaú desaparecen.

En medio de toda la destrucción, la naturaleza del Señor en cuanto a Su misericordia para con los débiles no puede ser afectada. Él sigue siendo el Padre de los huérfanos y el Marido de las viudas. Ellos pueden confiar en Su cuidado, mientras que los varones tomarán de la copa de Su juicio, y su castigo es seguro. ¿Están engañados pensando que escaparán?

  Observa también el principio divino sobre el juramento o voto de Dios. Los hombres juran hablar la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, y lo hacen en el nombre de un poder que es más alto que el suyo. Tienen que testificar encima de los engaños y las mentiras de seres caídos, que son ellos mismos. El juramento es absolutamente innecesario en el caso de Dios, porque es imposible que Él mienta o engañe. Su naturaleza perfecta le prohíbe hacerlo, aun así, de todos modos, Él insiste en la confirmación de Su palabra. Él la provee queriendo alcanzar la naturaleza incrédula del ser humano, el cual es lento en recibir Su verdad. Sin embargo, ya que no hay quien que sea más alto que Él, ¿por quién puede jurar? Él jura por Sí mismo. ¡Es un misterio asombroso que da doble seguridad a Sus promesas!

 En el caso de este texto, Él confirma el juicio sobre Bosra, una de las ciudades principales de Edom. La dejará asolada, en soledad y bajo maldición para siempre. Precisamente, en estos días, al escuchar que hay gente que se regocija por la matanza de niños judíos, por la violación de las mujeres judías, la decapitación y otras crueldades increíbles, es fácil entender la crueldad de Edom, que se regocijó por el sufrimiento de Israel. También hay personas que se gozan al pensar que la iglesia ha tomado el lugar de Israel en el corazón de Dios. ¡Esto también es una evidencia de la profundidad del odio diabólico contra el pueblo de la promesa, el escogido de Dios!

 Los versículos del 14 al 17 quedaron en mi memoria de estudios anteriores; las alturas de Edom conocerán el juicio y la derrota. Dios ha enviado un embajador espiritual para juntar a las naciones contra él en la batalla. Edom será empequeñecido y despreciado, aunque se engaña a sí mismo con ilusiones egoístas de grandeza. ¿Habrá un ave que haga nidos más altos que el águila? El Señor usa sus lugares altos para ilustrar la altivez del arrogante corazón de Edom. Las naciones se asombrarán por su humillación. La destrucción de Sodoma y Gomorra tiene que ver con el principio de este artículo, porque eran ciudades en las que Lot habitó. Imagina el contraste entre las alturas de Edom y las tierras bajas de Sodoma y Gomorra… las más bajas de todo este planeta. Tanto las tierras bajas como las alturas caen igualmente ante el juicio de Dios, y en ambas situaciones ninguno permanece. 

Los babilonios vendrán con la furia de un león molestado en su guarida. Los defensores, primeramente, se levantan para desafiar a los atacantes, pero después vuelven a huir. ¿Quién puede, en estos casos, desafiar los propósitos de Dios? Él determinará quién gobernará en la tierra y qué “pastor”, es decir, qué gobernante podrá resistirle. Después revela lo que está haciendo. Edom quedará tan debilitada que los menos fuertes del ejército enemigo que vengan en contra, los desterrarán fácilmente.

Imagina la magnitud de la caída de una nación, de modo que las noticias de ello hacen temblar a todas las tierras hasta el Mar Rojo. Será semejante a cuando una presa está consciente de que el águila está para tomarla en sus garras; así se describe el corazón de los valientes de Edom en aquel día. O será como los dolores de una mujer que está a punto de dar a luz, que no puede escapar ni detenerlos. O, como en el versículo 19, será como un león que ataca a una manada que no tiene pastor. El corazón de los hombres más fuertes de Edom conocerá el temor bajo el juicio de Dios.

 

El juicio contra Damasco

       23.  Acerca de Damasco. Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se                        derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 

24.  Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. 

25.  ¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! 

26.  Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos. 

27.  Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad. 

 

Damasco

 Damasco es una de las ciudades capitales más antiguas del mundo, conocida actualmente como la capital de Siria. Aparece en el libro de Génesis (14:15) y continúa en los libros de la historia de los reyes de Israel. Lo vemos en los profetas mayores y menores, y después, en el Nuevo Testamento, vemos cómo Saulo de Tarso fue a Damasco para continuar su persecución contra los cristianos. Quiso provocar la oposición contra ellos allí. Saulo no estaba satisfecho con extinguir la cristiandad en Israel, sino que fue a los extranjeros, a esta ciudad gentil y pagana, esperando encarcelarlos o perseguirlos hasta la muerte. Fue en el camino a Damasco donde el Señor Jesucristo le detuvo y le transformó en Su embajador.

 Hamat y Arfad fueron ciudades de Siria también. Su destrucción ocurrió cerca de cinco años después de la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor, al mismo tiempo que atacó Moab. Muchos años después, Alejandro Magno atacó Damasco, donde Darío, el persa, tenía almacenados muchos tesoros, y después fue como a 250 km. al norte para atacar a Hamat. La destrucción de Damasco dejó a las ciudades más pequeñas de Hamat y Arfad consternadas. Había una confusión como la causada por una tormenta en el mar, que no puede ser tranquilizada. Damasco, dentro de Siria, hace frontera por el oeste con el angosto país de Jordán, y queda solamente como a 80 km. del Mar Mediterráneo.

 Damasco queda paralizada por temor al ejército babilonio que se aproxima, y está indefensa. La Biblia muchas veces usa la frase, “como de mujer que está de parto”. Es una situación en la que una vez empezado el proceso, no hay escape del dolor y la tristeza, y lo único que puede hacer es rendirse a ello. Es una ciudad que se alaba a sí misma; se supone que un ciudadano, quizás, el rey de Siria habla de “la cuidad de mi gozo”. La LBLA dice en el versículo 25: “Que no ha sido abandonada la ciudad alabada” y, por eso, “sus jóvenes caerán en sus plazas y todos los hombres de guerra morirán en aquel día” (v.26).

 Ben-adad era un título en Siria, algo como faraón en Egipto. Es posible que igual que a faraón se le consideraba elegido por los dioses, Adad también representase la deidad. Sea como sea, Adad es descendiente de un linaje de reyes sirios, y ben es una palabra hebrea que significa hijo. Por eso, Ben-adad significa que era un rey del linaje real que tenía sus palacios en Damasco. En estos palacios fue donde los reyes de Siria planearon sus ataques contra Israel, y Dios ahora los destruirá con fuego.

 

El juicio contra Cedar y Hazor

    28.  Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente. 

29.  Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor. 

30.  Huid, idos muy lejos, habitad en lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice Jehová; porque tomó consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra vosotros ha formado un designio. 

31.  Levantaos, subid contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria. 

32.  Serán sus camellos por botín, y la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina, dice Jehová. 

33.  Hazor será morada de chacales, soledad para siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre. 

 Continuamos viendo que el Señor considera que todas las naciones son responsables por sus pecados, y no solamente a Israel. Pablo enseña: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados” (Ro.2:12). Veremos dos naciones más a las que Nabucodonosor tiene pensado atacar: Cedar y Hazor.

Cedar y Elam
  Cedar era un hijo de Ismael, y sus descendientes formaron una nación según su nombre, de modo que, otra vez, aprendemos de un pueblo relacionado con Abraham. Cedar fue una nación nómada que vagaba por el territorio al sudeste de Israel, y después una provincia de Roma, llamada Arabia Pétrea. La Escritura se refiere a aquel pueblo en Salmos 120:5… “¡Ay de mí, que moro en Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar!”, y en Cantares 1:5… “Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable como las tiendas de Cedar.”

Hazor es de la misma región, y tiene hábitos semejantes. Tampoco habitaron en ciudades, sino que era una combinación de clanes, cada uno bajo su propio jeque. Los caldeos fueron ordenados por el Señor para ir contra estas naciones que también fueron culpables delante de Él: “Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente”. No las atacaron por sus tesoros: dinero o monedas de oro y plata, porque no los tenían, pero fueron ricos como pastores, habiendo amontonado mucho ganado: camellos, ovejas y ganado bobino. Aparentemente, sus tiendas, cubiertas con cortinas, eran valiosas, y también sus vasijas.  

 Nabucodonosor vio sus riquezas y pronto rodeará sus tiendas. Cedar y Hazor vivieron aparte de otras civilizaciones, aislados, y nadie les tenía envidia; en estas circunstancias, vivieron seguros, satisfechos con la prosperidad de su ganado. Pero ahora, el emperador está determinado a invadirles, ya que no están protegidos por murallas, puertas ni cerrojos.

En las guerras hay una parte sicológica, y los caldeos han aprendido cómo manipularla. El miedo es un arma poderosa, y los caldeos claman a Cedar y a Hazor para que tengan temor y huyan lejos, a la profundidad del desierto. Debido al miedo ellos no se resisten; no leemos de la espada, sino solamente de la pérdida de sus bienes. También perdieron su modo de vivir; fueron echados en todas direcciones, morando desde entonces con muchas diferentes naciones. Entonces, aquella zona, como sus habitantes están ausentes, será desolada y convertida en una guarida para animales salvajes. 

 

El juicio contra Elam

      34.  Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado                de Sedequías rey de Judá, diciendo: 

35.  Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza. 

36.  Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam. 

37.  Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe. 

38.  Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová. 

39.  Pero acontecerá en los últimos días, que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová. 

 Tenemos una fecha para la profecía contra Elam que le fue dada a Jeremías cuando comenzó a reinar el último rey de Judá, Sedequías. Elam fue un hijo de Set (Gn.10:22), nieto de Noé y, en el tiempo de Jeremías, un pueblo persa. Fueron dominados por Nabucodonosor, pero después restaurados por Ciro, el persa. Ellos asistían a Nabucodonosor en su lucha contra Israel, y, por esta razón, vinieron bajo el juicio de Dios, “Elam tomó aljaba…” (Is.22:6). Su territorio fue localizado más allá del río Tigris donde nace el golfo de Persia. Asuero tenía su palacio en Susa, en la provincia de Elam, cuando Ester fue reina. Hoy en día el territorio le pertenece a Irán.

 Parte de la cultura de Elam fue el tiro con arco, y la nación produjo gran cantidad de arqueros en los pueblos de las montañas. Imagino que el motivo de esta práctica, originalmente, fue la caza. Sin embargo, el gobierno les empleó en la guerra como expertos en el tiro con arco, llegando a ser el arco su arma nacional. Dios va a darles en su punto más fuerte: “He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza.”

 El destino, profetizado contra ellos, es muy semejante al de Cedar y Hazor: “Los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam” (v.36), refiriéndose a las ciento veintisiete provincias de Babilonia. El enemigo es el mismo: los caldeos junto a otros ejércitos vencidos, soldados de cada nación. Elam se enfrenta con el oponente más fuerte que jamás haya tenido, y están intimidados. Los caldeos, por su parte, son soldados que querrán quitarles la vida sin misericordia, y el desastre está por venir sobre Elam. La espada babilónica les destruirá.

 
Daniel vio que Alejandro era quien terminaría destruyéndoles (Dn.8:2-8), llegando del oeste para quitarle el poder a Elam. La ira del Señor se encendió contra Elam y compartió Su ira a Alejando Magno contra los persas. Este reino tenía fama desde los días de Lot y Abraham, en aquel entonces gobernado por Quedorlaomer, pero el Rey de reyes determina que Él mismo pondrá Su trono en Elam, mientras caen reyes y príncipes. Él lo dará a los que le sirven… primeramente, a Nabucodonosor, llamado Su siervo en Jeremías 25:9, 27:6 y 43:10. Después se lo dará a Ciro, a quien Dios mismo le nombraba cien años antes de su nacimiento como Su pastor, en Isaías 44:28, y Su ungido, en Isaías 45:1. Ambos de estos hombres poderosos llegaron a ser creyentes en Jehová de Israel. El Dios de la restauración prometió que Moab, Amón y, en esta porción, Elam, experimentarán gracia en los últimos tiempos. Algunos elamitas estaban en Jerusalén en el día de Pentecostés (Hch.2:9), entre los primeros que escucharon el evangelio. Yo creo que algunas de estas naciones serán restauradas en el tiempo de la Gran Tribulación, el tiempo de angustia para Jacob (Jer.30:7), y apoyarán especialmente a los judíos y les esconderán del anticristo.    


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