¿Es normal caer en el pecado?
Algunas
gentes te harían pensar que caer en el pecado es normal. He leído comentarios, más
que una vez, como los expresados en la lista siguiente que encontré hace pocos
días:
“Ningunas
de las personas en la Biblia eran perfectos; sin embargo, Dios las usó
1.
Moisés fue un asesino.
2.
David fue un adúltero y
planeó la muerte del marido de la mujer.
3.
Abraham fue un mentiroso.
4.
Jacob fue un engañador.
5.
Sansón fue un fornicario.
6.
Salomón adoraba a otros dioses,
se casaba con muchas mujeres y tuvo concubinas.”
Por lo regular estos tipos de declaraciones son hechas por personas que intentan justificar un estilo de vida cuestionable. Son palabras confusas; en verdad demuestran ignorancia sobre las historias de la Biblia y ciertamente una ignorancia sobre los caminos de Cristo. Sería mejor que miráremos más cuidadosamente las historias mencionadas.
1. Moisés… es discutible si la
intervención de Moisés a favor de un israelita paisano, quien estaba siendo
severamente azotado (quizás aún en peligro de muerte) por un tratante de esclavos
egipcio, podría ser considerado asesinato en la cultura de aquellos días.
Ciertamente a Moisés le causaría grandes problemas con los egipcios. Sea como
sea, Dios le dio una sentencia de 40 años en el desierto, cuidando el rebaño de
su suegro. Después de pasar por aquel “instituto de corrección”, pudo ser usado
por Dios.
2. David… La Biblia es muy clara al decir que David sería acosado y a su familia daría mucho sufrimiento el resto de su vida como consecuencia de su adulterio y
el asesinato de un soldado. Después una de sus hijas fue violada. Su hijo Amnón
fue asesinado por su hermano, Absalón. Después Absalón rebeló contra su padre,
usurpó su trono, e hizo un intento de matar a David. Sin embargo David amó a
este hijo y fue apesadumbrado cuando fue matado. Otro hijo, Adonías fue matado
por su hermano Salomón, el sucesor de su padre, David. Desde el asunto con
Betsabé, el reino de David perdió mucha de su gloria.
4. Jacob… ciertamente
fue un engañador; esto fue el significado de su nombre, pero esta
característica de su naturaleza fue manifestado antes que tuvo su encuentro con
Dios en Betél. No hay evidencias que Dios fue su Dios hasta este punto en su
vida. En Betél, Dios se reveló como el Dios de Abraham e Isaac, pero no de
Jacob. Su naturaleza engañosa le causó mucho dolor sobre los siguientes 20 años
de su vida, al estar viviendo cerca de su tío, Labán, que también era
engañador. En Peniel (el rostro de Dios) Jacob tuvo otro encuentro con Dios y
su nombre fue cambiado en Israel… porque ya no era un engañador.
5. Sansón… si fue un fornicario y este pecado le costó sus dos ojos al final. Desde
ese punto en su vida y adelante, fue inútil para Dios y fue un esclavo de los filisteos.
En el último momento de su vida, el poder restaurador y misericordioso de Dios
fue evidente hacia Sansón, pero Dios le juzgó juntamente con los filisteos y
murió con ellos al caer el techo encima.
6. Salomón… no fue usado por Dios durante todo el tiempo cuando tomaba
muchas mujeres y concubinas. Las siguió ciegamente a la idolatría. Cuando sus
ojos fueron abiertos, escribió el libro de Eclesiastés, descubriendo que todo
lo que había experimentado, al alejarse de Dios, fue vanidad.
El Nuevo Testamento no cuenta tales caídas entre el liderazgo
del Nuevo Testamento, especialmente después del Pentecostés. El apóstol Juan
enseñó que “todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo,
como Él es puro” (1 Jn.3:3). Está refiriendo a la esperanza de estar con
Cristo en el cielo. La doctrina de la santidad es una doctrina esencial en el
Nuevo Testamento y para esta meta, el pecador nace de nuevo y recibe una
naturaleza piadosa. Sin una naturaleza santa, “nadie verá el Señor”. Es cierto que el cristiano no es perfecto,
pero por medio de la nueva naturaleza, él lucha contra el pecado.
Pablo enseña claramente la doctrina del Nuevo Testamento en
Romanos 6: ¿Permanezcamos en el pecado
para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado,
¿cómo viviremos aún el él?... Así también vosotros, consideraos muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Jesucristo... Porque el pecado no se
enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué
pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De
ninguna manera!”
El apóstol Juan define la vida cristiana en su primera epístola,
proveyéndonos la oportunidad juzgar, si somos o no somos nacidos de Dios. Lo
que sigue es su conclusión, sobre la conversión y el nuevo nacimiento
verdaderos: “Sabréis también que todo el
que obra la justicia ha nacido de Él… Sabéis que él apareció para quitar nuestros
pecados… Todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido… El que hace
justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo…”
El pecado ha arruinado la vida de muchos predicadores y les ha hecho inútiles en cuanto de servir
al Señor. ¡Que no te equivoques! Dios no toma el pecado ligeramente, sino que
tiene cero tolerancia para ello. La persona que provea para satisfacer los
malos deseos de la carne tiene por delante una desastrosa catástrofe
espiritual.
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