Babilonia, Duma, y Arabia
20.
Un estudio expositivo de Isaías, capítulo 21
El desierto de Arabia... Babilonia está al norte central |
Sencillamente, intentamos
seguir a Isaías mientras nos lleva de un lugar a otro. Él está siguiendo la
inspiración del Espíritu Santo y nuestra meta, en el estudio bíblico, debe ser
siempre escuchar la voz del Señor. Solamente queremos extraer lo que Él ha puesto.
De vez en cuando veremos pasajes paralelos u otras referencias que nos ayudarán
a ver más claramente el plan de Dios. En algunos casos haremos aplicaciones,
para poder captar la relevancia de la Biblia para nuestros tiempos.
Cayó,
cayó Babilonia
También confiaremos en el
orden de la revelación que es dado a Isaías. Ahora, otro oráculo, otra carga
para Babilonia. Babilonia toma un papel muy importante en el relato bíblico y
es un estudio mayormente profético. Es importante en la historia universal y se
une especialmente con la historia de los judíos.
Algunas de las cosas que
describe Isaías no son nada fáciles de discernir. Muchos discuten sobre el
significado de el “desierto del mar”, de cómo puede referirse a Babilonia. ¿Nos
podría llevar esta descripción al origen de la ciudad? ¿Podría estar
describiendo el desierto en el cual fue edificada, mostrándonos sus raíces? Las
raíces siempre tienen que ver con todo el desarrollo de cualquier cosa, y
también con su fin, lo que llegará a ser.
Babilonia puede esperar un
‘torbellino’ de “una tierra horrenda” (v.1). Jeremías relata: “Tú, la que moras
entre muchas aguas, rico en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia”
(Jer.51:13). Las muchas aguas se refieren al rio Éufrates, en la llanura de
Babilonia, debido a la gran extensión de aguas y pantanos. Un torbellino desde
el sur soplará libremente sobre la llanura.
Se puede sentir la
dificultad que Isaías experimenta en su ministerio; Dios le ha dado la
responsabilidad de revelar la cruda verdad. ¿Quién desea un llamamiento
profético? Nadie, en el servicio al Señor, lo hallará fácil, a pesar del honor
sin igual y la satisfacción de estar involucrado en la obra más importante que
existe. Ha tenido “una visión dura”, y fielmente la imparte al lector. Nota los
adjetivos aquí: La visión es dura, la
tierra es horrenda, se trata de un prevaricador, cuyas tácticas son destructivos.
Elam es la provincia central
que formó Persia, pero no se llamó así hasta el tiempo de Ezequiel y Daniel.
Dios está llamándola a unirse con los medos para rodear Babilonia (v.2). La
profecía penetra en el profeta. En cada caso, aquel que se involucra en
declarar la palabra de Dios tiene que vivirla. Es más que una declaración que
sale de su boca; entra en él. ¡Escúchala! “Angustias se apoderaron de mí, como
angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado. Se
pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió
en espanto” (vs.3-4). Cuando uno lee la biografía de cualquier hombre o mujer
de Dios, descubre que su vida no fue un camino de rosas. La persona que siempre
habla positivamente, de una victoria continua, probablemente sea un falso
profeta. Precisamente, ese fue el caso de los falsos profetas de la
Biblia.
En el versículo 5 se prepara
un banquete. ¿Será para Balsasar? ¿Es cuando sirven el vino en los vasos de oro
del templo de Salomón? ¡Qué inapropiado es divertirse cuando la calamidad está
subiendo por el horizonte! ¡Qué peligroso es no conocer los tiempos que
vivimos! Repentinamente, el peligro les sobrecoge, y los príncipes tienen que
salir a preparar sus armas para la batalla.
¡Capta el drama! En este momento
el profeta está en las garras del Espíritu Santo, y el Señor le ordena involucrarse
en el gran evento de esa noche histórica. Es como si Isaías estuviera presente
en el Espíritu, esperando noticias desde las afueras de Babilonia, aunque el
acontecimiento no tomará lugar hasta después de muchos años. La infalible inspiración
le trae al tiempo presente. En el oráculo, Dios ordena a Isaías poner un
centinela y recibir de él las noticias, para que sean reportadas segura y exactamente
en las Escrituras (v.6). El centinela tiene que prestar el doble de atención,
esperando a “hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos,
montados sobre camellos” (v.7).
El centinela defiende su
fidelidad como atalaya responsable; ha estado vigilando continuamente, días y
noches enteras. Sin embargo, ha entrado en un servicio del nivel más alto, no a
los hombres, sino al Señor (v.8), y está llegando la hora de que se lleve a
cabo Su propósito. Después ve la avanzadilla; los hombres montados y los
jinetes de dos en dos. Escucha y oye a uno decir: “Cayó, cayó Babilonia; y
todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra” (v.9. Lee un pasaje
paralelo en Jeremías 50-51. El último cumplimento está en Apocalipsis18:2).
Porque se repite cayó, cayó, nos da
un “amen”, una confirmación de la certeza de la palabra.
Este es un trastorno y
alteración poderosos, con grandes consecuencias espirituales para la historia
de la humanidad, ya que Babilonia fue la cuna de las religiones falsas, de la que
todo el mundo tomó prestado en aquellos días y, en verdad, siguen tomando
prestado hasta el día de hoy. Ella es literalmente la “madre de las rameras” (Ap.17:5)…
es decir, el seno de la prostitución religiosa. El comentarista Barnes sugiere:
“Babilonia fue reconocida por su
idolatría, y posiblemente fue el lugar donde comenzó la adoración a los ídolos”.
Lo que tomó lugar en aquella
noche horrible en la historia sólo fue una introducción para una noche más
oscura que tendrá lugar al terminar esta época. Esta caída trató con la
destrucción de la “cabeza de oro”, vista en el sueño de Nabucodonosor; pero la
Babilonia de la edad apocalíptica será el último cumplimiento. Incluirá todo lo
que fue y representa Babilonia, política, económica y religiosamente. Será la
habitación de los demonios, en forma concentrada, más que cualquier otro lugar
sobre la tierra.
Esta fue una gran profecía
para el pueblo de Israel en los días de Isaías y más adelante, porque trajo
esperanza a los judíos, al tener que pasar por la persecución babilónica. La
profecía consolaba a los que confiaban en Dios, sabiendo que este opresor, poderoso
y maligno, caería. Si hubo babilonios que temían a Dios, tuvieron tiempo para
arrepentirse antes de que les sobreviniera la calamidad.
La palabra de Isaías también
habla a la iglesia, y más vale que tengamos nuestras Biblias abiertas en sus
páginas. ¿Puedes ver el cuidado del Señor al impulsar al profeta para que diese
toda la información de este evento? Hay mucho más de lo mismo en este libro,
que nos conduce hasta el final del siglo. Si lo ignoramos, será para nuestra
propia ruina, y segaremos las consecuencias de una ignorancia voluntaria. El
libro de Isaías es sumamente importante para nosotros en este tiempo, y
solamente el diablo te dirá que no es así.
Escucha directamente de la
boca de Isaías decir a su pueblo: “Pueblo mío, trillado en la era, lo que he
oído de parte de Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel, te lo he anunciado” (v.10).
Vivimos en días en los cuales tenemos que estar comunicando unos con los otros,
como Isaías, sobre los eventos proféticos en el mundo. “Los que temían a Jehová
hablaron cada uno a su compañero” (Mal.3:16).
Si no estamos dispuestos a
sufrir dolor en este tiempo, mientras el Espíritu nos habla de los eventos que
han de venir (Jn.16:13)…(“Me han sobrecogido angustias, como angustias de parturienta;
me agita el oírlo, me espanta el mirarlo; se me turba el corazón y el terror me
sobrecoge; el crepúsculo anhelado se me convirtió en espanto”), no estaremos
motivados a tomar los pasos necesarios, y los eventos nos sobrecogerán sin
advertencia mientras nos alegramos, gozándonos en nuestra ignorancia.
Al centinela de nuestros
días se le dice “¡que preste atención, redoblada atención!” Estamos involucrados
en los asuntos de Dios, en cuestiones eternas y en realidades celestiales. Es
tiempo para ayunos y estamos festejando; es tiempo para orar y estamos jugando,
mientras el juicio está a la puerta, empezando por la casa de Dios. Pensamos
que podemos seguir con lo que aprendimos ayer y vivir por las experiencias de
nuestro pasado; pensamos con arrogancia que estamos bien informados, pero la
evidencia apunta hacia nuestras faltas.
La
venganza sobre el monte Seir
Hay otro oráculo, otra carga
que llevar, y ahora tiene que ver con Edom o Duma, una forma del nombre Idumea.
Una llamada desde los montes de Seir, en Duma, cuestionando la situación de los
judíos, estorba a Isaías continuamente. Dios confirma Su palabra con pasajes
paralelos, que también tenemos que leer para tener un mejor entendimiento. En
el Nuevo Testamento, tenemos cuatro Evangelios que armonizan y nos cuentan la
historia de Jesús de Nazaret. Ezequiel 35 confirma y amplia la profecía de
Isaías sobre Edom años después. De esta manera, el Espíritu Santo pinta un cuadro
más completo de la actitud del pueblo de Edom y lo que éste hizo.
Ezequiel nos cuenta más
sobre la alegría que sintieron los edomitas por la caída de los judíos. Su gran
pecado fue no tomar en serio que Israel era la tierra de Emanuel (Ez.35:10).
Dios ahora está recompensando su ira, odio, envidia y orgullo. El mensaje de
Isaías siempre viene del Santo de Israel.
Ezequiel se preocupaba en demostrar que Él
es el Señor. Las naciones sabrán que Él es santo y no puede ser burlado. La
pregunta desde Seir refleja su actitud: “¡Centinela! ¿Cuánto queda de la
noche?” (v.11). Antes de que amanezca, van al centinela para preguntarle
repetidamente. Duma espera con ansia la destrucción de Israel y quiere saber cómo
va progresando. ¿Cómo va la situación exactamente? Isaías da la respuesta: “Llegará
la mañana y también la noche…”. Se está llevando a cabo el juicio de los judíos,
que viene después el alivio. Sin embargo, continúa otra noche, y ahora cubrirá
a Edom. Si quieren, pueden volver a inquirir, pero ya que la respuesta les
advierte que la noche caerá sobre ellos, más vale que se humillen y se
arrepientan: “Venid otra vez y preguntad” (v.12).
Dios habla por medio de Isaías
a los poderes mundiales de Asiria y Babilonia, a Elam y Media (Persia, en el
futuro). Él manda Su palabra a las naciones y a los pueblos cercanos… Siria,
Moab y Edom al lado este, Filistia al lado oeste, Etiopía y Egipto, al norte de
África. Ahora la pesada carga de Isaías cae al sur de Edom, al desierto de
Arabia a Dedán.
Arabia
Una caravana en el Desierto de Arabia |
De Etiopía vimos su manera
de navegar por el mar, y de Dedán, al norte del Mar Rojo, hay caravanas de
viajeros pasando por el desierto (v.13). La conquista del mundo por los asirios
llegó hasta el norte de África, para derrotar a los etíopes y egipcios, y cruzó
también la península Arábica, atacando a las tribus que moraban allí, algunas
de las cuales eran de traficantes nómadas, y otras vivían asentadas en
ciudades. En Génesis 10:7, hay un descendiente de Cam llamado Dedán. Había otro
Dedán que era descendiente de Abraham, por parte de una de sus concubinas,
después de la muerte de Sara. No sabemos de cual de los dos descendían estos
habitantes del desierto de Arabia.
Las caravanas de refugiados
de Dedán intentan hallar dónde esconderse en el desierto, ya que existen muy
pocos lugares adecuados. La palabra manda al pueblo de Tema, un oasis habitado
por otra tribu, a hospedarles, trayéndoles agua en el desierto y pan… al que “ante
la espada huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de
la batalla” (vs.14-15). Cedar fue una tribu nómada que vivía en tiendas. Ellos,
incluso sus valientes guerreros, sufrieron una derrota humillante un año
después de que les fuese enviada la profecía (v.16).
El Señor firma Su palabra y
ésta es la prueba de su autoridad (v.17). ¿Qué puede decir Israel y su profeta,
para que todos los territorios del Medio Este, Asia occidental y el norte de
África pongan la mayor atención? Es el Dios que Israel adora, el Omnipotente,
el Creador del cielo y la tierra, y es el Dios sobre cada uno que mora en la
tierra. Él sella cada capítulo y versículo, desde Génesis hasta Malaquías, el
canon establecido por los judíos, aprobado y confirmado por Jesucristo, el
Verbo hecho carne. Desde Mateo hasta Apocalipsis, el canon del Nuevo Testamento
fue reconocido como la doctrina de los apóstoles originales de Cristo, y lo que
no vino directamente de ellos fue rechazado.
Así, hasta el día de hoy, la
Palabra existe como la máxima autoridad, para decidir cada argumento y asegurar
cada promesa. Ninguna revelación extra-bíblica, profecía, sueño o visión puede
compararse a ella ni hacerla la competencia. No tenemos por qué temblar ante
algo que sea menos que la Palabra escrita y auténtica, “porque Jehová Dios de
Israel lo ha dicho”.
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