La revelación de Jesucristo
He terminado mi lectura anual de
la Biblia (dos veces del Nuevo Testamento) hace unos cuantos días y he estado
pensando sobre cual libro estudiar y presentar en el blog por el resto de 2018.
Ya que hemos pasado por la profecía de Daniel el año pasado, es lógico que
sigamos con el libro de Apocalipsis. Empezaremos ahora. Si algunos están
preguntando sobre el estudio de Eclesiastés, os diré que continuaremos colgando artículos de forma intermitente, sobre aquellas inmensamente importantes
observaciones del rey Salomón.
Introducción
Contemporáneos y sucesores de Juan
Antes de adentrarnos en el texto de este libro, vamos a ver algunos
trasfondos interesantes e importantes. El escritor, Juan, fue el único apóstol vivo
cuando escribió su revelación, y vivió hasta una edad muy avanzada. ¡No era
para sorprenderse del rumor circulante de que Juan viviría hasta que Cristo volviese!
Este rumor resultó por la respuesta de Jesús a la pregunta de Pedro sobre el
futuro de Juan: “Si quiero que él quede
hasta que yo venga ¿qué a ti?” Juan mismo explicó, denunciando el rumor: “Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si
quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué de ti? Sencillamente, le
estaba diciendo que lo que pasara con Juan, no tenía que ver con Pedro.
La isla de Patmos está localizada cerca de las siete iglesias de Asia Menor, y ellas estaban en la Turquía presente |
Juan escribió sus recuerdos de la vida de Cristo décadas después de los tres
Evangelios sinópticos. No repitió mucho de sus historias, sino más bien, aportó
información adicional, cosas que no escribieron Mateo, Marcos y Lucas. Él tenía
en su posesión estos Evangelios que habían sido bien establecidos como las
Escrituras inspiradas en ese tiempo. Es muy obvio que Juan creía que estas obras
eran precisas y correctas y que no necesitaban su contribución.
Una inscripción desde el 2o o 3o siglo, sobre Vera, una sacerdotisa de Diana |
El apóstol escribió el libro de Apocalipsis todavía más tarde, cerca del
final del primer siglo, poniendo el toque final al canon completo de la
Escritura. Fue exiliado por el cesar romano, Domiciano, a la isla Patmos,
confinada a un territorio de 50 km de circunferencia. No estaba prisionero;
tenía libre acceso a toda la isla, que estaba escasamente poblada. Me pregunto
si las visiones de Juan coincidían con el paisaje de Patmos: con las playas, el
mar (13:1, entre muchas otras referencias), otras islas (6:14; 16:20), y
montañas volcánicas (8:8). La isla había sido entregada a la idolatría, con
templos a Diana, Apolos y Afrodita. Hay una inscripción, desde los siglos II y
III, sobre una sacerdotisa de Diana.
Domiciano pertenecía a la familia de los Flavio, como también su hermano
mayor Tito. Después de que Tito destruyera
totalmente Jerusalén en el año 70 d.C., fue hecho cesar y reinó desde el año 79
al 81 d.C. Domiciano le siguió y fue un devoto creyente de la religión romana
tradicional. Por eso, la fama de Juan, como el último apóstol de Cristo,
especialmente, representaba una amenaza. Domiciano murió asesinado en el año 96
d.C., y Juan fue libertado con el resto de prisioneros ‘políticos’ por el
senado romano. Él pasó el resto de su vida en Éfeso, hasta su muerte, durante
el reinado de Trajano (53-117 d.C.).
Lo que es de suma importancia es que, ciertamente, Apocalipsis fue escrito
después del año 70 d.C., cuando Jerusalén fue sitiada por Tito. Los judíos
perdieron su patria y fueron esparcidos entre todas las naciones. Siendo Apocalipsis
un libro profético, los eventos desastrosos descritos allí, tienen que ver con
el futuro y no con la destrucción histórica de Jerusalén. Juan no hubiera
podido profetizar sobre este evento ya pasado, sino de los acontecimientos que todavía
no se han cumplido.
Apoc.13:1... "Me paré sobre la arena del mar." Esta es la única playa arenosa en Patmos |
Algunos de ellos fueron llamados obispos, pero no confundamos esta posición
con el término moderno, que significa la responsabilidad que tiene un obispo
sobre un territorio que contiene varias iglesias. No fue así en la iglesia
primitiva. Hay tres títulos, dados en el Nuevo Testamento, que se aplican al
líder de una iglesia local: pastor, alguien
que alimenta la grey de Dios; anciano, que
dirige por su ejemplo; y obispo, que
significa uno que vigila sobre la iglesia. Además, en Apocalipsis son llamados ángeles, traducido como mensajeros. El título puede aplicarse tanto
a seres humanos como a seres celestiales. Estas fueron sus responsabilidades y,
aparte de estos, no había oficiales o posiciones de autoridad sobre las
iglesias locales. Por cierto, no encuentro ruinas de iglesias antes del Siglo IV,
a excepción de una “casa iglesia”, perteneciente al año 281 d.C. en Siria.
Las fechas que tienen que ver con la vida de los contemporáneos y sucesores
de Juan, no son precisas; las presento aproximadamente, tan y como las
encuentro en los comentarios. Los contemporáneos incluyen a Hermas, quien fue
autor de El Pastor, cerca del año 100
d.C. Ignacio era el obispo de Antioquia (70-107 d.C.), cuando fue martirizado.
Él escribió varias cartas a los efesios, romanos, otras iglesias y a Policarpo.
Papías fue obispo de Hierápolis, cerca de Laodicea y Colosas, más o menos en el
año 110 d.C. Policarpo fue un buen amigo de Juan, martirizado a los 86 años de
edad, entre los años 148-169 d.C. Es casi seguro que él fue el ángel de la iglesia de Esmirna, y por
eso uno de los siete, a quienes Cristo mandó a Juan escribir un mensaje
personal y específico.
Los sucesores, conocidos por los contemporáneos ya mencionados, estaban
involucrados en las iglesias de Asia Menor, y escriben mucho sobre el libro de
Apocalipsis. Estos primeros líderes de la iglesia creían en un Milenio literal.
Justino Mártir (139-161 d.C.) afirmó que el Apocalipsis había sido escrito por
Juan, uno de los doce apóstoles de Cristo, y habló, según Apocalipsis, acerca del
Milenio de los santos, de una resurrección y de un juicio general. Melito fue
obispo de Sardis y sucesor de uno de los ángeles, en el capítulo 3. Sardis fue reprendida
severamente por el Señor en el Apocalipsis , sin embargo, este obispo acierta la
autenticidad del libro. Teófilo de Antioquía (180 d.C.), cita de Apocalipsis,
como también Apolonio, que vivía en Asia Menor al terminar el Siglo II.
Una restauración de la cueva de Juan (2016), descubrió puertas y ventanas |
Ireneo (cerca de 130-202 d.C.) fue amigo íntimo de Policarpo y citó
repetidas veces el Apocalipsis de Juan, en su libro Contra herejías. Originalmente fue obispo de Esmirna, pero después de
Lyon, Francia, y luchó contra la doctrina de los gnósticos. Sobre el número 666
y el nombre del anticristo, dijo: “No nos
atrevimos a hacer una teoría de confianza sobre el nombre del Anticristo. Si
fuera necesario que su nombre fuese divulgado abiertamente hoy en día, ya hubiera
sido proclamado por el que tuvo la visión apocalíptica, porque la vio no hace
mucho tiempo, casi en nuestra generación, al terminar el fin del reinado de
Domiciano.”
Muchos padres de la iglesia de los siglos II y III, hacían referencia al
apóstol Juan y su revelación. Clemente de Alexandria (cerca del año 200 d.C.)
menciona el regreso de Juan desde Patmos a Éfeso, donde murió. Otro que
escribió acerca de Juan y Apocalipsis fue Origen (cerca del año 233 d.C.). Comparto
estos nombres con vosotros por si acaso quereis investigar más sus escritos.
La revelación de Jesucristo
Capítulo 1
1.
La revelación de Jesucristo,
que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
2.
que ha dado testimonio de la
palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha
visto.
3.
Bienaventurado el que lee, y
los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella
escritas; porque el tiempo está cerca.
Las palabras revelación y apocalipsis son sinónimas, y significan descubrir. Hoy en día es más común ver las
palabras apocalipsis o apocalíptico utilizadas para representar
un desastre inminente. Esta definición resulta de los cataclismos descritos en
este libro. Como siempre, nosotros tenemos que ser fieles a las definiciones
bíblicas.
Juan declara, desde el principio del libro, que ésta es una revelación de
Jesucristo, que es el título. Al ver la declaración llegamos a dos conclusiones.
Una, es que Jesucristo es el que revela. Y la otra, es que Él es la mayor Persona
revelada por el libro. Las dos conclusiones son correctas.
Mi primer libro, escrito entre 1987 y 1990, imagino, fue titulado, El Cristo del Apocalipsis. Durante todo
el libro, solamente me concentré en la presentación de Cristo, sin intentar ver
Apocalipsis de forma profética. Probablemente, citaré ampliamente algunos
textos del libro, al llegar a las porciones que, particularmente, definen a
Jesús.
Un ángel es enviado para demostrar a Juan las señales de eventos futuros. Desde
el principio, Dios determinó que el libro debe ser la última incorporación al
canon de la Escritura. Lo envió para todos sus siervos, en todos lugares y para
todas las edades de la iglesia. Las palabras empiezan a tener relevancia
inminentemente.
Juan da testimonio de que ésta es la palabra inspirada de Dios. Es una
continuación del testimonio completo de Jesús, el cual empezó en su Evangelio.
Juan es un testigo digno de confianza de las cosas que vio (fíjate en Juan
20:30-31; 21:24). Es triste que gran parte de la iglesia de hoy en día, no
solamente evita la profecía, sino que la ridiculiza, y menosprecia a las
personas que la enfatizan. Dios, por medio de Juan, pronuncia una bendición para
los que estudian la profecía y la guardan en sus pensamientos. Deben estar muy
atentos y tomar en cuenta los avisos. El cumplimiento empezó cuando los
escritos inspirados terminaron, y siguen cumpliéndose hasta el día de hoy.
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