26 Febrero – 4 Marzo Meditaciones diarias de los Salmos
26 de Febrero Salmo 17:1-5
1. Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor. Escucha mi
oración hecha de labios sin
engaño.
2. De tu presencia proceda mi vindicación; vean tus ojos la rectitud.
3. Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a
prueba,
y nada inicuo hallaste; he
resuelto que mi boca no haga transgresión.
4. En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios yo me he
guardado de las sendas de los
violentos.
5. Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
La oración de
David es justa porque ora conforme a la voluntad de Dios. Como
David no tenía a donde ir más que a Dios, clamó: “¡Oye...
está atento... escucha!”
Él habla desde su corazón y es sincero con Dios.
Está abierto para
recibir la sentencia que el Señor le dé. Su espíritu está
irreprensible y sin miedo. “El que practica la verdad
viene a la luz, para que sea
manifiesto que sus obras son
hechas en Dios.” Le visitó Dios en la noche con
pruebas y su corazón fue descubierto. Él confía en que la
obra que Dios ha hecho
en él; ha quitado la escoria. En la profundidad del
corazón todo está bien, pero
las cosas más superficiales están influenciadas por el
ambiente en que uno está.
Por eso se propone guardar su boca de la maldad y toma la
determinación de
sujetarla. David escribe primeramente acerca del corazón,
después de la boca, y
finalmente de los pies. Después de tratar asuntos en el
área del espíritu, empieza
con el caso de la humanidad. La palabra de Dios siempre
se opone a las sendas
de los hombres y sus obras. David ha sido guardado de los
caminos destructivos
de los hombres porque ha puesto atención y ha obedecido
lo que Dios ha dicho.
Pero, el poder para obedecer las órdenes divinas,
requiere ayuda divina. El camino
de Dios es un camino peligroso si Él no nos sostiene. “¡Señor,
sálvame!”, dijo
Pedro, y Él le rescató.
27 de Febrero Salmo 17:6-14
6. Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; inclina a mí tu
oído, escucha
mi palabra.
7. Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se
refugian a
tu diestra, de los que se
levantan contra ellos.
8. Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus
alas,
9. De la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi
vida.
10. Envueltos están con su grosura; con su boca hablan arrogantemente.
11. Han cercado ahora nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos
por tierra.
12. Son como león que desea hacer presa, y como leoncillo que está en su
escondite.
13. Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrales; libra mi alma de
los malos
con tu espada,
14. De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuya
porción la tienen en esta vida, y cuyo
vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a
sus hijos, y aun sobra para sus
pequeñuelos.
David no “golpea
al aire”. Ora para que Dios enmudezca el cielo y escuche
su oración. Él confía, y la confianza, o sea la fe, obra
por el amor. Tiene una
revelación de las “maravillosas misericordias” de Dios y
conoce el poder de Su
diestra. En cuanto a Dios, Él está dispuesto y es
poderoso para contestar la oración,
y sobre esta verdad está basada la fe de David. Ahora pide
una demostración
de Su poder.
Los enemigos,
involuntariamente, nos llevan a Dios. La versión de la Biblia
que más me gusta, traduce así los versículos 13 y 14:
“Líbrame de los malos que
son tu espada, de los hombres que son tu mano”. La mentalidad moderna
tiene
dificultad con tales pensamientos, pero en toda la
revelación de las Escrituras,
encontramos casos en los que Dios utiliza a los malos
para impulsar a Su pueblo
a arrodillarse ante Él. Vez tras vez en los Salmos
observamos a David orando
para ser librado de sus enemigos. La opresión que ejercen
los enemigos contra
nosotros, atrae la misericordia de Dios. Él protege a los
Suyos de la misma manera
que el hombre protege la niña de sus ojos; un miembro
importante del cuerpo,
que quizá sea el más delicado. Nos esconde bajo Sus alas,
un sitio que el
perseguidor jamás descubrirá; no importa lo cerca que
esté.
El salmista
describe el estado de los justos en la tierra como de flaqueza,
necesidad, y como de ovejas entre bestias carnívoras; y
el estado de los malos
como de grosura, arrogancia y autoconfianza. Nuestros
enemigos son fuertes y
letales…, pero nos ayudan a depender de Dios.
28 de Febrero Salmo 17:10-15
10. Envueltos están con su grosura; con su boca hablan arrogantemente.
11. Han cercado ahora nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos
por tierra.
12. Son como león que desea hacer presa, y como leoncillo que está en su
escondite.
13. Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrales; libra mi alma de
los malos
con tu espada,
14. De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuya
porción la tienen en esta vida,
y cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a
sus hijos, y aun sobra para sus
pequeñuelos.
15. En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando
despierte
a tu semejanza.
Todo el pueblo de
Dios debe fijarse en las características de la gente del mundo,
y en el gran contraste que existe entre la mundanalidad y
la piedad. A los del
mundo les es dada su porción en esta vida. Quieren tener
todo en el momento y
Dios se lo concede. Viven para sí mismos y sus familias.
En lugar de dar a sus
hijos como ofrenda a Dios, los retienen para cumplir
propósitos personales.
Enfatizar los asuntos familiares no remedia el problema.
Si enfatizáramos la suma
importancia del Reino de Dios y lo buscáramos, las cosas
cambiarían; pero el
hombre del mundo quiere su porción en esta vida y dejar
la herencia a sus hijos.
El predicador, en Eclesiastés, dice que esto es vanidad y
también egoísmo y
mundanalidad. “En cuanto a mí,” dice el salmista, “estoy
buscando a Dios y su
justicia”. ¿Qué de ti? ¿Quieres ser un reflejo de Su
semejanza para gloria Suya?
¿Qué de tus hijos? ¿Quieres que entren en este mismo
propósito? ¿Estás dispuesto
a someterles a S u voluntad eterna? En el Antiguo Testamento
el niño blasfemo
y rebelde era apedreado, y los padres tenían que tirar
las primeras piedras. En el
Nuevo Testamento, Jesús dijo que el que ama hijo o hija
más que a Él, no es
digno de Él. El corazón de David estaba en lo correcto
porque fue totalmente
apartado de lo momentáneo y puesto en lugares
celestiales. Su única satisfacción
era Dios mismo.
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(29 de Febrero Salmo 18:1-15
1. Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
2. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza
mía, en
él confiaré; mi escudo, y la
fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
3. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis
enemigos.
4. Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me
atemorizaron.
5. Ligaduras del Seol me rodearon, me tendieron lazos de muerte.
6. En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde
su templo, y mi clamor llegó
delante de él, a sus oídos.
7. La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los
montes, y se estremecieron,
porque se indignó él.
8. Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron
por él encendidos.
9. Inclinó los cielos, y descendió; y había densas tinieblas debajo de sus
pies.
10. Cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento.
11. Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí;
oscuridad de aguas, nubes de los
cielos.
12. Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; granizo y
carbones
ardientes.
13. Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y
carbones de
fuego.
14. Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los destruyó.
15. Entonces aparecieron los abismos de las aguas, y quedaron al descubierto
los
cimientos del mundo, a tu
reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu
nariz.
Ésta es una
canción de alabanza que empieza hablando a Dios, continúa
hablando de Dios, y vuelve a hablar a Dios
otra vez. La primera parte es una
declaración de amor y un cántico de confianza en el poder
del Señor. Proclama
que Él es una defensa contra todos los enemigos, sus
estrategias y ataques. Afirma
que la salvación y liberación vienen por clamar a Su
nombre.
“Muchas son las aflicciones del justo”. Tú sabes en que batalla o tormenta
espiritual te encuentras. Puedes estar asustado, triste,
aplastado, o en peligro,
pero estos problemas solamente te llevarán a buscar a
Dios. En el libro de
Apocalipsis, las oraciones de los santos produjeron
silencio en el cielo, y el Señor
respondió derramando juicio sobre la tierra. De igual
manera, en este Salmo, una
oración desesperada conmovió a Dios para que defendiera a
Su pueblo.
En Su ira, Dios
hace temblar la tierra. Hay humo y fuego, los cielos descienden
y prevalecen las tinieblas. No tenemos porque tener miedo
de la noche, Él es
Dios de la oscuridad igual que de la luz, porque ambas
las creó Él. Dios se esconde
mientras que las nubes, aguas oscuras, granizo, carbones
de fuego, truenos y
relámpagos, realizan Su obra. Dios está detrás de todo
atacando a Sus enemigos.
El mundo y sus secretos se descubren. Su seguridad y
defensas desaparecen, y
los que confían en ellas, al ver su vulnerabilidad,
quedan consternados.)
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1 de Marzo Salmo 18:16-41
16. Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas.
17. Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían; pues eran
más
fuertes que yo.
18. Me asaltaron en el día de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo.
19. Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.
20. Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de
mis manos me ha recompensado.
21. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente
de mi Dios.
22. Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no me he apartado de
sus
estatutos.
23. Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad,
24. Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; conforme
a
la limpieza de mis manos delante
de su vista.
25. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el
hombre
íntegro.
26. Limpio te mostrarás para con el limpio, y severo serás para con el
perverso.
27. Porque tú salvarás al pueblo afligido, y humillarás los ojos altivos.
28. Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
29. Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros.
30. En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de
Jehová;
escudo es a todos los que en él
esperan.
31. Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de
nuestro
Dios?
32. Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino;
33. Quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis
alturas;
34. Quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos
el arco
de bronce.
35. Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó, y
tu
benignidad me ha engrandecido.
36. Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado.
37. Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, y no volví hasta acabarlos.
38. Los herí de modo que no se levantasen; cayeron debajo de mis pies.
39. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; has humillado a mis enemigos
debajo
de mí.
40. Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo
destruya
a los que me aborrecen.
41. Clamaron, y no hubo quien salvase; aun a Jehová, pero no los oyó.
Para alcanzar a
los que confían en Él, los cuales están estremecidos por la furia
de la tormenta, Dios sale del lugar donde se escondió. No
pudieron contra sus
enemigos porque eran demasiados fuertes, así es que se
pusieron a orar, y la
tormenta tan feroz llegó a ser su liberación. Aun cuando
Dios había escondido
Su rostro, estaba obrando a favor de ellos.
El Salmo menciona
un “lugar espacioso”. El enemigo siempre nos quiere tener
en un rincón reducido o en algún pasillo estrecho, donde
estemos muy limitados
y seamos vulnerables. El Señor nos saca a un lugar de
revelación amplia y
discernimiento claro.
Él liberta
felizmente cuando encuentra manos limpias haciendo justicia.
Podremos esperar segar lo que hemos sembrado, si andamos
unidos a Él en Su
camino, negándonos a nosotros mismos y obedeciéndole;
obrará a nuestro favor.
Cambiamos lo que
es nuestro por lo que es Suyo. Le entregamos nuestra
debilidad y Él suple fuerzas. Nos guía en medio de las
fuerzas del enemigo y
sobre los obstáculos altos que nos atraparían si
anduviésemos como hombres.
Cuando procuramos que Sus caminos sean los nuestros, es
cuando nuestros
caminos son perfectos. Él provee seguridad, protección y
libertad perfectas. Nos
hace subir a las alturas, fuera del alcance de nuestros
enemigos y nos da fuerza
para quebrar sus armas. Como hizo con David, así hará con
nosotros. También
nos da enseñanzas que nos salvan, mientras que los
enemigos son destruidos por
seguir sus propios pensamientos. Nos guía a la tierra
firme, mientras que nuestros
enemigos resbalan y caen. Sus creencias y devoción no
pueden ayudarles en la
batalla.
2 de Marzo Salmo 18:42-50
42. Y los molí como polvo delante del viento; los eché fuera como lodo de
las calles.
43. Me has librado de las contiendas del pueblo; me has hecho cabeza de las
naciones; pueblo que yo no
conocía me sirvió.
44. Al oír de mí me obedecieron; los hijos de extraños se sometieron a mí.
45. Los extraños se debilitaron y salieron temblando de sus encierros.
46. Viva Jehová, y bendita sea mi roca, y enaltecido sea el Dios de mi
salvación;
47. El Dios que venga mis agravios, y somete pueblos debajo de mí;
48. El que me libra de mis enemigos, y aun me eleva sobre los que se
levantan
contra mí;
49. Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu
nombre.
50. Grandes triunfos da a su rey, y hace misericordia a su ungido, a David
y a su
descendencia, para siempre.
Ahora llega a ser
muy claro que el Salmo es mesiánico. Es el Hijo del Hombre
que ha vencido perfectamente. A Él es dada la herencia de
las naciones. Su reino
llegará a los rincones más alejados de la tierra, a los
paganos no evangelizados.
De las fortalezas del reino de las tinieblas saldrá un
pueblo que, tan pronto como
oiga, obedecerá y se someterá para servir a Cristo. El
temor de Dios gobernará.
¡Que el Señor
resucitado sea bendecido y exaltado! La gloria y la victoria le
pertenecen, ya que venció a un enemigo demasiado fuerte
para nosotros, Él es
quien debe tener la corona de la victoria. Vamos a cantar
alabanzas y a exaltar
Su nombre entre las naciones. Dios dio el triunfo a David
porque de su
descendencia vendría el Salvador. La victoria le
pertenece eternamente a Cristo,
y también a todos los que han sido injertados formando
parte del reino que heredará
todas las cosas. “Yo y los hijos que Dios me dio”.
(He. 2:13)
3 de Marzo Salmo 19:1-6
1. Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de
sus
manos.
2. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara
sabiduría.
3. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz.
4. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus
palabras. En
ellos puso tabernáculo para el
sol;
5. Y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para
correr
el camino.
6. De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de
ellos;
y nada hay que se esconda de su
calor.
La creación
habla. Hay suficientes evidencias en la creación para curar el alma
de esta enfermedad anormal, llamada ateísmo. Sólo Dios
puede hacer un árbol
y darle vida para que crezca y se reproduzca solo.
Alguien ha dicho que hay un
gran bosque en una pequeña bellota.
Los cielos nos
hablan. Todos: el sol abrasador, la luna plateada, las estrellas
lejanas, las nubes blancas, el arco iris multicolor y las
puestas de sol, dicen:
“Somos producto de la mente y los deseos de un Creador
glorioso, y por eso
manifestamos Su hermosura y sabiduría”.
La naturaleza
habla el idioma de cada cual; Babel y su confusión de lenguas
no la han afectado para nada. Puede alcanzar fácilmente
al cazador de cabezas
y a todas las tribus aisladas, quienes no tendrán excusa.
El campeón de los
portavoces del cielo es el sol. Su testimonio es internacional
y su influencia toca a cada miembro de la raza humana.
Todos podemos mirar al
mismo sol. Los mejicanos lo nombraban como “la cobija del
pobre”. El sol no
hace acepción de personas; sus rayos calientan igualmente
al rico y al pobre.
Todos se regocijan cuando se deja ver tras las nubes,
después de un largo tiempo
nublado. Su luz trae esperanza y gozo cuando aparece
desvaneciendo la noche,
secando el agua y derritiendo la nieve. Es un regalo a la
humanidad de parte de
su benéfico Creador. Habla de Su gloria, fidelidad,
sabiduría y bondad.
4 de Marzo Salmo 19:7-10
7. La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de
Jehová
es fiel, que hace sabio al
sencillo.
8. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el
precepto
de Jehová es puro, que alumbra
los ojos.
9. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de
Jehová son verdad, todos justos.
10. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más
que miel, y que la que destila
del panal.
La ley del Señor
es perfecta, escrita en tablas de piedra, en un libro, o en tablas
de carne del corazón. Hace más para avivar el alma que
una revelación recibida
por estudiar la creación. Sus rayos penetran hasta el
hombre interior, calentando
su frío corazón. Revela la naturaleza de Dios al hombre.
Los testimonios son
testigos firmes de la sabiduría divina. Si iletrados e
ignorantes los estudian, serán
más sabios que sus contemporáneos. La gente común
escuchaba a Jesús de buena
gana y pudieron ver que su enseñanza era correcta. Los
mandamientos rectos del
Señor hallan su lugar en el corazón sencillo, y sus
preceptos dan luz al ojo
espiritual. Descubren su error al alma errante para que
pueda recuperar fuerzas.
El temor del Señor condena al alma sucia porque Él es
limpio; la hace arrodillarse
para pedir misericordia, perdón y limpieza. Los juicios
del Señor no contienen
mentira ni engaño; libran al alma de las garras de la
hipocresía. En cada caso,
ejecutan una rectitud absoluta, por lo que David les
invita a entrar en su vida.
Solamente podrían hacerle bien.
A menudo, el
hombre procura evitar las disciplinas de Dios, cuando debería
desearlas. Valen más que el oro y la plata en la vida,
sí, “más que mucho oro
afinado”, y son más dulces que la miel. Lo que la persona
encuentra en el Señor,
le convertirá, le alumbrará, le hará sabio, alegrará su
corazón, permanecerá para
siempre, y le llevará a la verdad y a la justicia. Dime
donde uno puede hallar tales
virtudes en la rutina diaria de un mundo que no conoce a
Dios.
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