may
24
¿Para qué este desperdicio?
Vino a él una mujer, con un vaso de
alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él… Al ver
esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque
esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Mateo
26:7-9
E
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La mente natural contra Dios
La Biblia aclara que las ideas del
hombre carnal están en enemistad contra los caminos y las maneras de obrar de
Dios. No es posible educar el entendimiento humano para que ame a Dios; tiene
que experimentar una transformación completa, después de que la persona es
hecha cristiana. Amar a Dios con toda nuestra mente no significa llenarla con
lo que aprendemos en las instituciones humanas y con enseñanzas de hombres
impiadosos, para usarla en el servicio divino. El alto entrenamiento y la
instrucción en las Escrituras que tuvo Saulo de Tarso sólo le condujo a perseguir
a la iglesia primitiva y a oponerse al Dios al que pensaba servir. Amar a Dios
con toda la mente quiere decir rendirla a Su Espíritu para que Él la llene con
Sus pensamientos.
Los discípulos del Señor tuvieron serios
problemas por no entender los caminos de su Maestro. Cuando las madres traían a
sus niños para buscar la bendición de Jesús, ellos se opusieron. Esta reacción hizo
que Jesús se sintiera indignado. Mientras observaban como caía al suelo el
costoso perfume que la mujer pecadora derramó sobre Cristo, ellos protestaron. Y
Judas, aparentemente fortalecido por la actitud de sus compañeros, fue
inmediatamente a los líderes judíos para entregar al Señor (Mt.26:14). “¡Ya
bastaba!” él pensó. Era un ladrón, pero su principal problema espiritual no fue
la codicia. Él no estaba dispuesto a cambiar su manera de ver las cosas. La
mente natural es una entidad arrogante y terca.
Humanismo
Los discípulos fueron motivados por
pensamientos humanistas… pusieron los intereses de los pobres sobre el honor de
Cristo. El pasar de los muchos años no ha cambiado esa tendencia. En una época
en la que el pensamiento humanista es exaltado, necesitamos entender que
glorificar a Dios nunca es un desperdicio. El mucho esfuerzo misionero y la obra
de la iglesia no son más que hechos de compasión natural. Aliviar a los pobres
no tiene valor eterno, si éstos no son dirigidos en humilde sumisión a los pies
de Jesús. Él honrará a los que le honran. Aunque ella no lo estaba buscando, el
salario de 300 días que esa mujer derramó sobre el Señor, compró dos mil años
de fama en todos los rincones de la tierra (Mt.26:13).
A menudo, la gloria del Señor requiere
una terrible pérdida de propiedad. Considera todo el cargamento y, finalmente,
el barco mismo, que se perdió durante el viaje de Pablo. Sin embargo, 276 marineros
y pasajeros se rindieron a la palabra de Dios. En Gadara, una legión de poderes
diabólicos abandonaron a un hombre y entraron en un hato de 2000 cerdos, que se
precipitaron al mar y se ahogaron. No se escatima en gastos para librar a un
alma para la gloria de Dios.
El honor de Dios sobre todo
El costo para que Dios reciba la
honra debida a Él, a veces no solamente tiene que ver con lo material, sino
también con la pérdida de muchos años de una vida prometedora. José pasó toda
su juventud como esclavo y en prisión, pero allí aprendió lecciones que trajeron
la salvación a su pueblo y al mundo. El gran ministerio público del apóstol
Pablo fue interrumpido por tener que pasar largos periodos de su vida en
prisiones, pero durante los últimos dos mil años, el mundo entero se ha
beneficiado de las cartas que escribió en una celda.
A los 25 años de edad, nuestra hija,
Raquel, tras las secuelas sufridas en un accidente de tráfico, lleva casi ocho
años en una silla de ruedas. “¡Que pena!”- decía la gente-, “que esta joven madre experimente
tal tragedia”. Poco tiempo después del horrible accidente, ella y su marido
visitaron a nuestro hijo, Daniel, y a su familia en Macedonia. Daniel les llevó
a un hospital de rehabilitación donde un día a la semana daba un estudio bíblico
a tres o cuatro hombres jóvenes. Ninguna de las chicas asistía, pero cuando
llegó Raquel al edificio, inmediatamente ellas la rodearon y la siguieron hasta
la clase bíblica. Como resultado, Roza Mojsovska, una mujer amarga-da, tras
años de sufrimiento por malos tratos, encontró al Señor. Sus poesías han sido
publicadas en revistas; miles de personas asisten a sus exposiciones de arte (pinta con la boca) en importantes
edificios públicos, y algunas estaciones de televisión de todo el país la han
entrevis-tado. Ella es un testimonio brillante y fuerte para la gloria de su
Señor.
Después de tres años y medio de incomparable
servicio a la humanidad, sanando toda clase de enfermedades, librando de
opresiones satánicas y, en va-rias ocasiones, aun levantando a gente de la
muerte, una muchedumbre llevó a un joven hombre a una cruz para la ejecución
romana. La multi-tud, incluso Sus seguidores, observaban mientras la sangre brotaba
de Su cuerpo, fluía por el madero y caía a tierra. Quizás también nosotros hagamos
la misma pregunta que Sus discípulos: “¿Por qué este desperdicio?” “¡Cuántos
años más hubiera podido pasar haciendo más bondad en el mundo!” Sin embargo, Su
sangre no se desperdició ni se perdió. Almas sin número se han bañado en ella,
y la terrible mancha del pecado ha sido limpiada; la condenación eterna que
pesaba sobre ellas ha sido anulada; sus vidas han sido transformadas y, lo que
es más importante de todo, ahora viven para amar y honrar a Dios por toda la
eternidad. Andrae Crouch escribió:
“Alcanza la montaña más alta
Y fluye al valle más bajo.
La sangre que me da fuerzas de día en día
Nunca perderá su poder”.
VEN A LA LUZ
Antes venía a Ti cuando había algo
que necesitaba,
Pero siempre sentía tan cansado,
inquieto y vencido;
Hasta que desesperado vine a Ti,
sabiendo que Tú solo pudiera cambiarme,
Tú concurriste, pero dijiste que la
única manera era exponerme a Tu luz;
Aunque con dudas, dejé que me
descubrieras y que adentro me alumbraras,
Porque no pudiera ser tan malo, no
pudiera tener mucho que esconder;
Pero lo que encontraste escondido
fue pecado, negro, sucio, y brutal,
Tú lloraste y dijiste, “No uses mi
nombre, si es que escondas adentro todo esto.”
Ahora sé porque estaba vencido, era
porque intentaba mezclar las tinieblas y la luz;
O, cuanto tiempo en vano intentabas
traerme a este lugar,
De humillación absoluta y vergüenza,
sobre mi rostro postrado y afligido;
Insensato y desventurado he sido,
infiel por no guardarme puro,
No te he apreciado como una joya
preciosa; seguramente me abandonarías.
Me levantaste a cumbres altos, donde
solo entre nosotros dos pudiéramos compartir;
¡Hasta que punto fuiste Tú para
amarme!
Lo que me has mostrado es que Tú
muerte por mi fue por tu amor hacia mi,
Ahora siento obligado a compartirlo
con otros,
Dejar conocer Tu amor por todas
partes.
Ahora el dolor más grande sería
romper Tu corazón;
Yo tenía que postrarme descubierto
bajo la Estrella Resplandeciente de la Mañana,
Si es que Tú jamás pudieres ser para
mi, tan precioso como eres ahora. Karyn
Brueckner
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