Eclesiastés 1:1-7
Eclesiastés
Capítulo 1
La vanidad de la vida sobre la tierra según un individuo
perfectamente cualificado para hablar de ella
1.
Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2.
Vanidad de vanidades, dice el Predicador, vanidad de vanidades, todo es
vanidad.
3.
¿Qué provecho recibe el
hombre de todo el trabajo con que se afana bajo el sol?
Las mentes liberales pervierten a la sociedad en general,
junto con su política y religión. Estoy convencido de que entran en el mundo de
la religión, preparadas y motivadas por el diablo, para ser sus ayudantes en la
obra de alterar la búsqueda de quien desea conocer la verdad. En el fondo, no
tienen nada que ver con las cosas de Dios. Ignoran Sus caminos y su intención
es meter sus propias ideas humanistas en el cristianismo, para crear confusión.
De
la misma manera que intentan trasladar el libro de Daniel a una fecha mucho más
posterior a que la que fue escrito, y atribuir su autoría a alguien que vivió
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, ellos arremeten contra el libro de
Eclesiastés. También afirman que fue escrito mucho más tarde por algún otro
autor (no el rey Salomón). Estas afirmaciones son fácilmente refutadas por
buenos teólogos, que toman el texto al pie de la letra. Un buen teólogo cree a
los escritores de la Escritura y en lo que ellos declaran sobre el lugar y los
tiempos en que escribían. No hacerlo es tachar de mentirosos a los hombres que
la Biblia dice que son inspirados por Dios (2 Ti.3:16).
Algunos
críticos, un poco menos peligrosos, deducen que Salomón escribió el libro antes
de su caída, poniendo en duda que Dios quisiera restaurar Su inspiración divina
después de su fracaso, algo que me parece ridículo a la luz del contexto del
libro, que hace un relato generoso de su vida entera. Él habla de abandonar su búsqueda
de las cosas terrenales, expresando la mentalidad de un rey que ahora piensa de
una forma diferente a la anterior. En una palabra, él demuestra el arrepentimiento. Charles Finney pensó
que Salomón escribió su libro, Cantar de
cantares después de todo, tras haber recibido una revelación tremenda sobre
Cristo y la Iglesia. Este punto de vista me parece más acorde con la naturaleza
de Dios y el espíritu del evangelio, el cual, incluso en el Antiguo Testamento,
lucha para que cada historia termine en la gracia que da gloria a Dios.
Hay
otros que ven en Salomón un carácter desalentado, escribiendo su tratado desde
una depresión, viendo las cosas desde una posición melancólica. Esto es verdad,
solamente si entendemos el escenario sobre el que escribe, que es bajo el sol. Desde este punto de vista
está totalmente justificado escribir negativamente. No quiere decir que Salomón
no creyera en una esperanza más allá del
sol, obtenida por el Padre celestial y Su Hijo, Jesucristo.
El rey Salomón se identificó como el predicador. Es
posible que él mismo convocara a la asamblea en Israel con el propósito de exponerle
la verdad escrita en Eclesiastés. Como el fin de la Ley era llevar al pueblo a
la convicción y condenación por el pecado, así el propósito del predicador era
demostrar la vanidad de hallar satisfacción en las cosas temporales. El mensaje
estaba especialmente dirigido a los jóvenes: “Alégrate, joven, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días
de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y el gusto de tus ojos; mas
debes saber que por todas estas cosas, Dios te traerá a juicio” (11:9),
y “Acuérdate, pues, de tu Creador en los
días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y se acerquen los años en
que digas: No tengo en ellos placer” (12:1). “La conclusión,
cuando todo se ha oído, es ésta: teme a
Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda
persona. Porque Dios traerá toda obra a juicio,
junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo” (12:13-14). Desde este punto uno puede acudir
al evangelio para aprender sobre la salvación que Dios ofrece al pecador
arrepentido que ha dado la espalda al mundo y se arrodilla ante la cruz.
El libro termina con este consejo noble: El evangelio debe ser anunciado a través de la predicación, pero el acto de predicar es grandemente rechazado por la sociedad. Como la característica de la predicación tiende a ser más directa y más fuerte, hoy en día la gente prefiere la enseñanza del maestro sobre la del predicador, y protesta: “¡No me prediques!” Salomón es un predicador que lucha para que otros, especialmente los jóvenes, no sigan su mal ejemplo. Como predicador, él tiene las cualidades necesarias para predicar y, como rey, tiene toda la experiencia que la gente común no puede tener. Son lecciones de un hombre que conoce lo que es estar “hecho polvo” espiritualmente. Es el estado de uno que no ha hallado satisfacción en las riquezas y tesoros de este mundo. Está motivado por Dios, y desea que la gran mayoría de la población de la tierra aprenda una lección primordial… ¡todo es vanidad!
El libro termina con este consejo noble: El evangelio debe ser anunciado a través de la predicación, pero el acto de predicar es grandemente rechazado por la sociedad. Como la característica de la predicación tiende a ser más directa y más fuerte, hoy en día la gente prefiere la enseñanza del maestro sobre la del predicador, y protesta: “¡No me prediques!” Salomón es un predicador que lucha para que otros, especialmente los jóvenes, no sigan su mal ejemplo. Como predicador, él tiene las cualidades necesarias para predicar y, como rey, tiene toda la experiencia que la gente común no puede tener. Son lecciones de un hombre que conoce lo que es estar “hecho polvo” espiritualmente. Es el estado de uno que no ha hallado satisfacción en las riquezas y tesoros de este mundo. Está motivado por Dios, y desea que la gran mayoría de la población de la tierra aprenda una lección primordial… ¡todo es vanidad!
Ciclos
depresivos
4.
Una generación va y otra generación viene, mas la tierra permanece para
siempre.
5.
El sol sale y el sol se pone, a su lugar se apresura, y de allí vuelve a
salir.
6.
Soplando hacia el sur, y girando hacia el norte, girando y girando va el
viento; y sobre sus giros el viento regresa.
7.
Todos los ríos van hacia el mar, y el mar no se llena; al lugar donde los ríos
fluyen, allí vuelven a fluir.
Vamos a recordar nuestros tiempos en la escuela, cuando
aprendimos acerca de los ciclos. Nos enseñaban que la Tierra gira sobre su eje
y también acerca de su vuelta alrededor del sol. La rotación es el giro de la
tierra sobre sí misma en un día, y la traslación es el movimiento de la tierra
alrededor del sol en un año. Aprendimos también acerca del ciclo del agua y el
ciclo del aire, exactamente como este rey lo había aprendido.
Salomón
observa que el aire se mueve haciendo giros. Gira en el sentido horario desde
una zona de alta presión atmosférica (en el hemisferio Norte) y entra girando
en sentido anti horario a la zona de baja presión atmosférica (en el hemisferio
Sur, gira totalmente opuesto). Por supuesto, al movimiento del aire lo llamamos
viento. Éste sale de una zona de alta
presión al norte hacía donde hay una zona de baja presión al sur. Al entrar el
aire, la presión sube y, al subir, el aire sale del sur y vuelve hacia el
norte. Este ciclo del movimiento del aire ocurre continuamente en la atmósfera,
y lo ha hecho, por lo menos, desde la caída del hombre. Las mismas corrientes
de aire continúan sobre los siglos, sin que nada nuevo suceda.
El
ciclo de agua es semejante. Todos los ríos fluyen a los océanos, nunca fluyen
desde ellos. Sin embargo, Salomón nota que, aunque los ríos entran
constantemente, la masa de agua en los océanos no aumenta, ni sobrepasa sus
límites, lo cual haría que se inundara a la tierra. Descubre que hay un proceso
de evaporación que forma las nubes, las cuales son llevadas sobre la tierra, y
a través de varias formas de precipitación, vierten sobre las montañas. Las
aguas de muchos riachuelos que fluyen a través de las montañas, se unen y
forman ríos que manan al mar. El ciclo se repite vez tras vez, tras vez…
Desde
el punto de vista terrenal, desde cualquier parte del planeta, el sol se
levanta en el oriente y se desplaza hacia el oeste, donde ocurre la puesta de
sol. Horas después, aparece de nuevo en el horizonte este, y el ciclo del día
continúa de la misma manera 365 veces al año. Todos los ciclos tienden a ser
depresivos, ya que no van hacía una meta final. Simplemente, son círculos sin
principio ni fin. Nunca cumplen un propósito satisfactorio, sino que solamente
se repiten en un sentido monótono.
Quizás
lo he olvidado, pero no recuerdo haber estudiado en la escuela el ciclo de la
generación, que es el más depresivo de todos. Con el gozo de muchos o pocos, un
nene llega al mundo, crece y aprende, gatea y camina, madura y se casa… Vamos a
suponer que esta persona es un hombre que se levanta con el sol en su ciclo
diario, desayuna, va a su trabajo, hace una pausa al mediodía y come, terminando
su labor después del tiempo requerido. Llega a casa y cena, ve la televisión, o
quizá, lee el periódico, y después se va a la cama a descansar para, al día siguiente,
repetir el mismo ciclo, sin mucha variación.
¿Qué
es lo que le motiva para continuar este ciclo monótono? Bueno, espera el fin de
semana para relajarse y recrearse, pero justo delante está otra semana de
trabajo. ¿Existe algo más que solamente esta rutina para él? Bueno, pues… unas
vacaciones anuales. Le espera una semana o dos, quizá tres, en las que poder ir
con su familia (si la tiene) a otra escena desconocida para él (aunque los nativos
de tal lugar están aburridos de tal escena). Podrá hacer cosas que no hace
habitualmente (aunque probablemente sea el hábito constante de la gente de
aquel lugar). Después de las vacaciones, vuelve a trabajar, repitiendo el ciclo
anual, mientras la tierra gira alrededor del sol vez tras vez.
Pero…
¿le espera algo más en la vida? Por supuesto. Se está preparando para su
jubilación, que durará algunos años (no tiene idea de cuántos), en los cuales poder
hacer lo que le dé la gana, si es que sigue con buena salud y tiene suficientes
ahorros después de sus muchos años de trabajo. Ahora, ¿qué otros
acontecimientos ocurrirán en el futuro de este hombre? Bien, uno por uno
observará la muerte de sus amigos y parientes. No sabe que ocurrirá antes, si la
muerte de su esposa o su propia muerte. Y así termina este ciclo de generación
para el pobre. Mientras, nuevos bebés nacen, empezando una nueva generación… “una generación va y otra generación viene”,
dice Salomón. ¿Existirá algún
insensato que quiera discutir este tema con el rey?
Amigos,
eso es todo lo que hay “bajo el sol”. No sé si nuestros centros de estudio ignoran
o no el ciclo de generación, y aunque sea un tema bastante desagradable y no
queramos enfrentarlo, la Biblia nos lleva a un encuentro con ello. ¿Por qué?
Porque nuestro Creador no quiere que ignoremos las realidades de la vida. No quiere
que escapemos de ellas, engañados por el diablo; quiere que le miremos a Él
para que pueda darnos algo “más allá del sol”. Por eso he preparado para todo
el mundo la vida de Salomón y el mensaje del Predicador. Su tema es ¡vanidad de vanidades, todo es vanidad bajo
el sol! Si quitas el evangelio y la persona de Jesucristo, todo lo que nos
resta es la vanidad.
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