25 - 31 Diciembre Meditaciones diarias de los Salmos
25 de Diciembre Salmo 145
1. Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
2. Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
3. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable.
4. Generación a generación celebrará tus obras, y anunciará tus poderosos hechos.
5. En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos
meditaré.
6. Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, y yo publicaré tu
grandeza.
7. Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, y cantarán tu justicia.
8. Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia.
9. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.
10. Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan.
11. La gloria de tu reino digan, y hablen de tu poder,
12. Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, y la gloria
de la magnificencia de su reino.
13. Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en todas las generaciones.
14. Sostiene Jehová a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos.
15. Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo.
16. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente.
17. Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras.
18. Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de
veras.
19. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y
los salvará.
20. Jehová guarda a todos los que le aman, mas destruirá a todos los impíos.
21. La alabanza de Jehová proclamará mi boca; y todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre.
Este Salmo revela claramente a un hombre que ama a Dios y no encuentra
maneras suficientes para expresarlo. Desea que otros se unan a él, y además desea
compartir su pasión a las siguientes generaciones. Para poder mejorar su alabanza
y adoración, la persona debe emprender una búsqueda sin fin que le lleve a
descubrir la grandeza de Dios.
Alabar a Dios es un asunto universal. Su dignidad no tiene límites, por lo que
el círculo de alabanzas dirigidas a Él debe estar siempre creciendo hasta cubrir
toda la tierra. La gloria más brillante de Su obra es Su misericordia, manifestada
al hombre en justicia y santidad. El Salmo exalta la bondad y misericordia de
Dios sin comprometer su rectitud en lo más mínimo.
26 de Diciembre Salmo 146
1. Alaba, oh alma mía, a Jehová.
2. Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
3. No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
4. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus
pensamientos.
5. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza
está en Jehová su Dios,
6. El cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda
verdad para siempre,
7. Que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. Jehová liberta
a los cautivos;
8. Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a
los justos.
9. Jehová guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino
de los impíos trastorna.
10. Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sion, de generación en generación.
Aleluya.
Parece que la alabanza se hace más y más eufórica a medida que nos acercamos
al final de los Salmos. Las oraciones y los problemas son semejantes a los
anteriores, pero en este punto el salmista ya ha probado vez tras vez la fidelidad
del Señor, por lo que su alma se eleva en completa confianza. Su corazón, lleno
de alabanza, nos avisa que debemos evitar la confianza en los hombres (v. 3).
Los seres que viven a un mismo nivel no pueden levantarse el uno al otro. Sólo
Dios, quien hizo el cielo y la tierra, es nuestra ayuda y esperanza efectivas. Él es
verdadero y firmemente fiel. Juzga a favor de los oprimidos, alimenta a los
hambrientos, liberta a los cautivos, y da vista a los ciegos. Es un amigo amoroso
para los justos, sin embargo, para los malvados no hay garantía, sólo confusión
y ambiciones frustradas.
27 de Diciembre Salmo 147:1-9
1. Alabad a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave
y hermosa es la alabanza.
2. Jehová edifica a Jerusalén; a los desterrados de Israel recogerá.
3. El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
4. El cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.
5. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.
6. Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra.
7. Cantad a Jehová con alabanza, cantad con arpa a nuestro Dios.
8. El es quien cubre de nubes los cielos, el que prepara la lluvia para la tierra, el
que hace a los montes producir hierba.
9. El da a la bestia su mantenimiento, y a los hijos de los cuervos que claman.
Los últimos Salmos producen una gran obra. Nos animan a la alabanza,
cumpliendo así el propósito ya preordenado desde el principio del libro. Hasta
ahora los Salmos han construido un edificio espiritual, y ahora están poniendo
el techo glorioso; formado con alabanzas que brotan del corazón porque Dios se
ha revelado claramente. La alabanza es buena, hermosa y apropiada. Es el
propósito por el cual cosechamos las almas perdidas y también el de la edificación
de la iglesia; es el resultado de observar Su poder sanador en los quebrantados
de corazón; es el efecto producido cuando nuestros ojos espirituales están abiertos,
viendo cuán majestuoso es el Creador y cuán maravillosa es Su condescendencia
con los mansos. Al observar la mano de Dios en las nubes, la hierba, las bestias
y las aves, canciones de alabanza brotan de nuestro ser.
28 de Diciembre Salmo 147:10-20
10. No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre.
11. Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su
misericordia.
12. Alaba a Jehová, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sion.
13. Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; bendijo a tus hijos dentro de ti.
14. El da en tu territorio la paz; te hará saciar con lo mejor del trigo.
15. El envía su palabra a la tierra; velozmente corre su palabra.
16. Da la nieve como lana, y derrama la escarcha como ceniza.
17. Echa su hielo como pedazos; ante su frío, ¿quién resistirá?
18. Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y fluirán las aguas.
19. Ha manifestado sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.
20. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a sus juicios,
no los conocieron. Aleluya.
Podemos ver el poder de Dios en los fríos inviernos y en el deshielo de la
primavera, pero más claro que los mensajes dados a través de la naturaleza, es
la palabra que convierte al hombre. La humanidad en general puede disfrutar de
Sus poderes creativos, pero sólo el pecador ya salvado se aprovecha de Sus
palabras, juicios, y estatutos, ya que son demasiado altos para el hombre natural.
Por eso, la alabanza sólo puede venir de la nación espiritual que tiene la capacidad
de oír del cielo.
Vemos un secreto acerca de la preferencia divina. Dios no se complace en la
capacidad y fuerza natural del hombre, sino en el temor que adora y confía. En
la medida que tengamos temor de Dios, tendremos esperanza en Su misericordia.
Su pueblo es conocedor de una misericordia que ahora obra en ellos y que
continuará en la eternidad. Él es su defensa y el que guarda a sus hijos; quien les
da paz y suple todas sus necesidades. “No ha hecho así con ninguna otra nación”.
29 de Diciembre Salmo 148
1. Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas.
2. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos.
3. Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas,
4. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos.
5. Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados.
6. Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada.
7. Alabad a Jehová desde la tierra, los monstruos marinos y todos los abismos;
8. El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su
palabra;
9. Los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros;
10. La bestia y todo animal, reptiles y volátiles;
11. Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes y todos los jueces de
la tierra;
12. Los jóvenes y también las doncellas, los ancianos y los niños.
13. Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria
es sobre tierra y cielos.
14. El ha exaltado el poderío de su pueblo; alábenle todos sus santos, los hijos de
Israel, el pueblo a él cercano. Aleluya.
A veces pienso que me gustaría quitar la palabra deber de mi vocabulario,
porque no expresa un servicio digno de Dios. Ciertamente debemos alabarle, pero
veo algo más que una obligación en estos últimos capítulos, que empiezan con
una alabanza celestial donde moran los ejércitos de Dios. Los ángeles no alaban
a Dios porque deben hacerlo. Los que experimentan perfectamente la presencia
de Dios saben cual es el secreto de la alabanza perfecta. Nosotros tenemos que
aprender de ellos, aunque la palabra aprender tampoco es la adecuada. Con esto
no quiero decir que tengamos que entrar en un aula para tomar clases, pero sí
entrar en la comunión de los santos, a través de los cuales brotan olas de alabanza
sin cesar. La naturaleza, normalmente, lo hace mejor que los hombres, ya que
parece ir más allá de lo que es necesario para expresar la gloria de Dios por la
cual fue creada. El sol brilla con abundancia de luz y calor, y la lluvia cae en
forma de torrentes de agua; el fuego es demasiado caliente, la nieve demasiado
fría, las montañas demasiado altas, el viento demasiado fuerte, y hay demasiadas
colinas. Sin embargo, lo que el Señor quiere, más que todo, es la alabanza de la
humanidad. Él nos ha dado el potencial para hacerlo, aun más que las fuerzas de
la naturaleza. Las alabanzas más elevadas proceden de hombres que estaban
perdidos, pero que han hallado el camino de regreso a su Creador y Salvador.
Ellos experimentan y manifiestan la gloria del Dios viviente. Él les exalta porque
se acercan más a Su corazón, y sus vidas están llenas de cánticos de alabanza.
No lo hacen como una obligación, sino porque en su interior tienen un manantial
lleno de aguas de vida que brotan desde lo más profundo de su ser.
30 de Diciembre Salmo 149
1. Cantad a Jehová cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los
santos.
2. Alégrense Israel en su Hacedor; los hijos de Sion se gocen en su Rey.
3. Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten.
4. Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; hermoseará a los humildes
con la salvación.
5. Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus camas.
6. Exalten a Dios con sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos,
7. Para ejecutar venganza entre las naciones, y castigo entre los pueblos;
8. Para aprisionar a sus reyes con grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro;
9. Para ejecutar en ellos el juicio decretado; gloria será esto para todos sus santos.
Aleluya.
Creo que vamos a entrar en un nuevo nivel de unción y alabanza en este último
tiempo. En estos días, parece que nadie puede hacer nada sin haberlo aprendido
de otros hombres. Lo que el pueblo de Dios necesita es una infusión fresca de
adoración que esté guiada e inspirada por el Espíritu. Necesita un contacto directo
entre la criatura y el Creador que libere el potencial que ha sido creado en su ser
desde el principio y renovado por la obra de Jesucristo. Si queremos proveer
placer a nuestro Rey, entonces nuestro canto no debe ser sombrío ni triste.
Manifestaremos un gozo que no se apagará después de una reunión, sino que
lo llevaremos con nosotros a casa. ¡Ojalá seamos un pueblo que sea un placer
para Dios y un terror delante de nuestros enemigos! El celo para el Señor es
nuestro fuerte y tenemos que ser adoradores y luchadores radicales. Igual que
Noé, condenaremos al mundo trayendo juicio sobre las naciones, no por un
esfuerzo organizado, sino a través de maneras espirituales y efectivas, viendo a
Dios manifestar Su poder por medio de nuestra obediencia.
31 de Diciembre Salmo 150
1. Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento.
2. Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
3. Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa.
4. Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas.
5. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo.
6. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.
Los Salmos terminan con una alabanza donde todo es dirigido hacia Dios,
donde todo tiene origen celestial, y donde todo está de acuerdo con modelos
sobrenaturales. El propósito de la creación, el significado de la historia, la
crucifixión, la resurrección, el derramamiento del Espíritu Santo, y el nacimiento
y crecimiento de la iglesia, tienen un solo objetivo. Todo es para la alabanza y
gloria de Dios. Lo demás pasa a formar parte de un segundo plano que ni se
compara con el primero. Incluso las batallas espirituales mencionadas hasta el
capítulo 149, no aparecen en este último capítulo, donde todo son alabanzas. Dios
es alabado por Su persona y Sus hechos. Instrumentos musicales de todo tipo se
unen con espíritus, almas y cuerpos humanos en un crescendo, hasta que todos
están completamente involucrados en alabanzas. El aliento que Dios dio a todo
ser viviente en el principio, es devuelto a Él con creces.
Hay un lugar sagrado que sólo pertenece a Dios. Es un lugar donde Él puede
sentirse en casa y donde todo es para Su placer y comodidad. Desde ese lugar,
que es Su santuario, Él puede obrar con libertad. No hablo de un edificio o un
terreno, sino de un santuario de sangre y carne dedicado a Su alabanza. ¡Alábale!,
pero debes estar seguro de que estás ocupando tu lugar y estás utilizando tu
instrumento. ¡Que el Espíritu Santo te capacite para un ministerio de alabanza y
así formar parte del propósito que todo lo abarca! Alaba al Señor, no por algún
motivo, sino sencillamente ¡alaba al Señor!
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